Situado frente al Palacio de la Nación, el Palacio Real simboliza de algún modo el régimen de la monarquía constitucional. De hecho, es el edificio desde el que el Rey ejerce, diariamente, sus prerrogativas como Jefe de Estado (concede audiencias y se tratan los asuntos de Estado) de los ciudadanos belgas.
La época de las grandes reformas Este palacio se construyó en el lugar que ocupaba antes el palacio de los Duques de Bravante, que fue completamente destruido en 1731. Las primeras grandes reformas comenzaron bajo el reinado de la emperatriz María Teresa y el Gobierno general del príncipe Carlos de Lorena (el área fue objeto de una urbanización que transformó completamente su aspecto) que mandaron edificar dos palacios más para destino del Gobernador Militar y al Ministro Plenipotenciario, ayudantes del Gobernador General... Las siguientes, en 1815, después de las decisiones del Congreso de Viena, cuando se constituyó el reino de los Países Bajos y fue necesario edificar un palacio para el rey Guillermo I, (debía residir alternativamente en las capitales de las provincias del norte y del sur de su reino).
Entonces, los dos antiguos palacios se unieron en uno con una construcción en voladizo sobre sus fachadas, y con un paso público abierto desde la planta baja hacia la plaza con arcadas sostenidas por una alta columnata.
