Uno de mis viejos recuerdos es el descenso a una mina de carbón en el Borinage, recién casados. Tan joven, me encontré de frente con el sufrimiento de muchas personas obligadas a expatriarse y trabajar duramente lejos de su país. Viví allí un momento de gran emoción. Las visitas a centros de rehabilitación de jóvenes drogadictos, tanto en Bélgica como en el extranjero, me han marcado de verdad. Nunca olvidaré sus miradas tan intensas. Durante nuestra visita de estado a Alemania, al pasar bajo la puerta de Brandenburgo, no pude evitar pensar en esos largos años de división y falta de libertad de todo un pueblo.
"Mis aficiones varían al ritmo de las estaciones"
"La verdad es que tengo múltiples pasiones y que éstas están un poco en desorden. Se debe a una gran curiosidad y una fuerza vital que me empuja a toda clase de intereses. Tengo miedo del día en que esta fuerza me pueda abandonar.
Mis aficiones varían al ritmo de las estaciones. En el verano, la época de las vacaciones, que para mí es la menos atractiva, nos gusta navegar por el Mediterráneo y nadar. La luz es fuerte, todo es extremo, es una explosión de vida que cada vez me impresiona. Pero también hay lugares lejanos que no se pueden alcanzar fácilmente.
"Nada hay más maravilloso que leer un libro ante la chimenea"
Esas islas o pueblos con sus pequeñas iglesias me inspiran, y me gusta entonces sentarme delante de una taza de café y pintar acuarelas. Pasar una noche en el barco, en una bahía, admirando las estrellas y esperando el amanecer me da una alegría profunda; me llevo esa luz conmigo y en invierno vuelve a mi memoria. En otoño, la fiebre vacacional se ha acabado y la luz resplandeciente también. Es un tiempo más íntimo. Nada hay más maravilloso que volver a casa a relajarse delante de la chimenea y leer un libro, después de un hermoso paseo con tu perro por el bosque. La lluvia de la noche anterior ha hecho salir tantos olores de hojas caídas, musgo y champiñones. Tengo preferencia por los libros de historia. Elijo, entonces, a personajes históricos como Federico II, Leonor de Aquitania, el emperador Adriano; con ellos me sumerjo en su época. En invierno, el silencio de un paisaje nevado me encanta. Y, de nuevo, los paseos por el bosque... Aunque esta vez con la nieve crujiendo bajo los pies y el frío que te pellizca la cara. Algo que encuentro maravilloso.
