Unos minutos antes de las 12 (hora española), Eugenia de York llegaba junto a su padre, el duque de York, a la Capilla de San Jorge. Al bajar del coche y subir las escaleras se desvelaba el secreto mejor guardado de la boda: su vestido de novia. La Princesa ha sorprendido por partida doble. 

En primer lugar, ninguno de los diseñadores que sonaban como favoritos ha sido el elegido, sino que su vestido es un diseño de Peter Pilotto y Christopher De Vos, de la firma Peter Pilotto.

En segundo, ha sido la primera novia de la Casa Real británica que no llevaba velo, una decisión que posiblemente se deba a que su deseo de mostrar la cicatriz de su espalda, una marca de la operación de escoliosis a la que se sometió co 12 años.

Los uniformes de los pajes y los vestidos de las damas de honor, todos ellos diseñados por la donostiarra Amaia Arrieta, seguían los mismos tonos blancos con detalles verdes presentes en el ramo y las joyas de Eugenia de York.

El vestido, con escote delantero en 'V' está confeccionado en un tejido de jacquard especialmente creado para la Princesa, con símbolos de su familia y de su pareja, como el cardo de Escocia (en homenaje a Balmoral, uno de los lugares preferidos por la pareja), el trébol de Irlanda (país originario de la familia Ferguson), la rosa de York y la hiedra, signo de su propia casa.

Los zapatos de la novia, ocultos bajo la larga falda, son un diseño peep toe de Charlotte Olympia.

A diferencia de todas las novias de la Casa Real británica que le precedían, Eugenia de York no ha llevado velo.

Gracias a esta decisión, se ha podido ver perfectamente la tiara, una pieza de diamantes y esmeraldas llamada Greville Emerald Kokoshnik que le ha prestado la reina Isabel II. 

Los pendientes que han acompañado a la tiara, también de diamantes y esmeraldas, son un regalo de su ya esposo, Jack Brooksbank. El ramo, ligeramente en cascada, es un diseño de Patrice Van Helden Oakes.