Así es el 'Mari-Cha III', el fabuloso yate en el que veranea la familia real griega

Su propietario, Robert Miller, concibió la embarcación como un velero casi real. Los príncipes Pablo y Marie-Chantal de Grecia pasan su verano a bordo

Por Martín Bianchi

Los hay más grandes, pero no más elegantes. El “Mari-Cha III”, el súper yate del magnate estadounidense Robert Warren Miller, es considerado uno de los más bonitos y sofisticados del mundo. Miller, creador de las tiendas libres de impuestos que hay en los aeropuertos de medio planeta, se ganó el título de “rey de los Duty Free” y quiso una embarcación a la medida de su reputación. 

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El arquitecto Philippe Briand y el diseñador de interiores John Munford crearon para él un auténtico yate real de 44.70 metros de eslora. La embarcación, que fue botada en 1997, cuenta con una amplia sala de estar, un salón comedor, un estudio, una suite principal y tres cabinas para invitados (sin contar las habitaciones para ocho tripulantes). Todos los interiores, que fueron renovados en 2010, están recubiertos en madera blanca y decorados en colores claros, un guiño al estilo eduardiano y a los antiguos yates de Eduardo VII de Inglaterra y su primo el zar Nicolas II. 

El “Mari-Cha III” es un barco de reyes, y de hecho lo usan auténticos príncipes y monarcas. La hija de Robert Miller, Marie-Chantal, está casada con el Príncipe Heredero Pablo de Grecia, primogénito del Rey Constantino II, y suele utilizar el yate en la temporada estival. Este verano, hemos podido ver a toda la familia real griega a bordo de la embarcación por el Mar Egeo y atracando en la isla de Mikonos. Las cuentas de Instagram de todos ellos dan testimonio de sus paradisíacas vacaciones en alta mar.

Pero no son los únicos “royals” que han podido disfrutar de la belleza de este velero. En el verano de 1999, los Reyes Juan Carlos y Sofía salieron a navegar en el “Mari-Cha” por aguas de Mallorca en compañía del Rey Constantino, los príncipes Pablo y Marie-Chantal, la princesa Irene y los entonces Duques de Lugo. Según las crónicas de la época, Don Juan Carlos incluso se animó a pilotarla, siempre navegando a vela… y sin rumbo. “A veces en dirección a poniente, otras en dirección a levante, otra haciendo un amago a poner rumbo a Elvissa, para rectificar al rato”, revelaba un cronista de “Última hora” el 3 de agosto de 1999. “Lo de navegar sin rumbo, dejando que el aire y las velas te lleven, era una cosa normal, pues todos los que iban a bordo son unos enamorados del mar y de la navegación a vela”.

No fue la única vez que el “Mari-Cha” surcó las aguas de Mallorca. De hecho, este verano también lo hizo, y ante la atenta mirada de los amantes de la navegación. En el mes de junio, participó en la regata Superyacht Cup de Palma y casi consigue la victoria. Terminó con empate a puntos con el “Velsheda”, construido en 1933, que al final terminó ganando su clase y haciéndose con el título de la copa. El “Mari-Cha” tiene la particularidad de que su interior se desarma para aligerar así su peso en las competiciones en las que lo manejan 25 tripulantes. Todo excepto la suite de Miller, su estudio privado y su cuarto de baño.

Respecto al nombre del barco, todo hace pensar que Miller hizo honor a su esposa, la gran dama Marie-Chantal Pesantes, y a su hija mayor, Marie-Chantal de Grecia. No es la única posesión del empresario que lleva ese nombre. Su fabulosa colección de pintura y escultura, ubicada en Hong Kong, se llama Mari-Cha Limited. Miller ha prestado algunas de las piezas de su colección al Metropolitan y la Frick Collection de Nueva York, al Louvre de París y a la National Gallery de Londres.

Pero nada se compara a la joya del “Mari-Cha”. La familia Miller lo puso a la venta en varias ocasiones. Pero siempre han cambiado de parecer y lo han retirado mercado. Hay “obras de arte” de las que uno no se puede desprender.