El emperador de Japón, Akihito, expresó, en el día de su 79 cumpleaños, su deseo de mantener su ritmo habitual de trabajo pese a haberse sometido a una operación de "bypass" coronario el pasado mes de febrero. "Me gustaría mantener el statu quo por ahora", dijo en rueda de prensa el jefe de Estado nipón con respecto a la posibilidad de reducir su agenda por motivos de edad y salud. En este sentido, se refirió a su padre, el emperador Hirohito, que atendió todos sus compromisos oficiales hasta superados los 80 años, y se mostró convencido de que sus dos hijos, el príncipe heredero Naruhito y el príncipe Akishino, podrán asumir sus obligaciones en caso de caer enfermo.
Con motivo de su cumpleaños quiso recordar y expresar su apoyo a los afectados por el terremoto y el tsunami del 11 de marzo de 2011 y explicó que pidió expresamente que la operación de corazón se le realizara el pasado 18 de febrero para poder atender la ceremonia que conmemoró el primer aniversario de la tragedia. "Con respecto a las fechas, expresé mi deseo de acudir a la ceremonia, por lo que la cirugía se llevó a cabo para poder cumplir el plazo", explicó en declaraciones recogidas por la agencia Kyodo.
Akihito recibió el alta hospitalaria una semana después de la operación y pudo presidir la ceremonia que conmemoró en Tokio el primer aniversario del desastre. Destacó que la emperatriz Michiko, de 78 años, le fue a visitar a diario al hospital Juntendo de Tokio a diario mientras estuvo ingresado y eso le supuso un gran apoyo.
Akihito, que accedió al trono en 1989 tras la muerte de su padre, fue operado en 2003 de un cáncer de próstata y sigue en tratamiento para evitar una recaída. También fue hospitalizado en noviembre de 2011 por una bonquitis. En el 2008 sufrió una hemorragia estomacal y hace un año le fue diagnosticada arteriosclerosis coronaria.
