Viaja en contadas ocasiones al extranjero y cuando lo hace es por razones mayores: esta vez, la 65ª Asamblea de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La nueva edición ha llevado a Ginebra a la princesa Salma, presidenta de la Asociación Lalla Salma contra el Cáncer. Otra vez la esposa del rey Mohammed, que fue recibida a su llegada al aeropuerto internacional de la ciudad suiza por el Embajador de Marruecos en Berna, Mohamed Said Benryane, y por el embajador Omar Hilale, representante permanente de Marruecos ante la oficina de Naciones Unidas en Ginebra y otros organismos internacionales en Suiza, ha vuelto a dar la cara por su gran causa más allá de los muros de palacio y de las fronteras del reino. Otra vez ha vuelto a alzar su voz en calidad de Embajadora de Buena Voluntad para la prevención y la curación del cáncer. Otra vez volvió a proclamarse reina de la elegancia con un vestido entallado que realzaba su figura y del compromiso junto al Ministro de Asuntos Exteriores de Noruega, Jonas Gahr Støre, y a la Directora General de la OMS, la doctora Margaret Chan, que subrayó los enormes logros en materia de salud alcanzados por los países durante los últimos decenios y aseguró a los delegados que, pese a la incertidumbre del futuro de la economía mundial, ese impulso sin precedente se mantendrá. Otra vez y, por tales motivos, las que sean necesarias.
