Las anécdotas de la visita de Estado de los Sarkozy a España

Los detalles gráficos de un viaje analizado con lupa

Por hola.com

Pocas visitas de Estado han causado tanta expectación y han dado tanto de sí periodísticamente hablando como la del matrimonio Sarkozy a España. Carla Bruni revolucionó el patio; se comió a Nicolás Sarkozy, que ejerció con gusto un papel a la sombra de su despampanante esposa en la mayoría de las ocasiones, y desfiló por su particular pasarela instalada en Madrid haciendo correr ríos de tinta a cada uno de sus pasos. La carlamanía desatada ha hecho de este viaje oficial un magno acontecimiento analizado con lupa.

Un Presidente enamorado
Desde el minuto cero, la visita de Estado del mandatario francés a España ha estado aderezada por las continuas muestras de cariño de la pareja: manos entrelazadas, miradas arrobadas, piropos entusiastas, efusivos abrazos... Pocos Jefes de Estado han demostrado su cariño sin temor ni pudor ante las cámaras como ha hecho Sarkozy en sus apariciones públicas en este viaje.

Artillería de 'glamour'
Carla Bruni se armó con artillería pesada para este supesto duelo de glamour con la Princesa de Asturias: andares y poses de top, maletas cargadas de chic francés y cuatro o cinco centímetros de tacón -se apeó por primera vez desde su matrimonio con Nicolás de sus bailarinas- para asistir a sus compromisos con la [Familia Real española]. [Doña Letizia], no. Jugó esta partida de damas con cartas de mesura (no estrenó ninguno de sus dos looks) y dos comodines, naturalidad e idoneidad en el cargo, que ganaban cualquier baza. La Reina, tampoco. Doña Sofía no quiso ver ni envites ni órdagos de la prensa -faroles todos- y reinó sin cambiar ni un ápice su juego en este tipo de visitas.

Hizo esperar a la Reina
Carla se retrasó media hora debido a una decisión de última hora: acompañar a su marido, Nicolás Sarkozy, a la solemne sesión celebrada en el Congreso, en la que el mandatario francés pronunció un discurso ante los diputados y senadores. No estaba prevista su asistencia, razón por la que los programas de ambas actividades se solapaban y por la que tuvo que alertar de la consiguente demora a doña Sofía. La soberana llegó al museo Reina Sofía con una diferencia de pocos minutos antes que su invitada.

Oh lá lá!
Ha sido la frase más repetida de estos dos días. Para los españoles, que no nos hemos cansado de admirar a Carla Bruni, y para la Primera Dama de Francia que se ha rendido a la belleza de Madrid. Las obras de arte de los museos de El Prado y Reina Sofía y el Palacio Real arrancaron tales exclamaciones a la esposa del mandatario francés. La admiración es mutua. Oh lá lá, Carla!