Éste ha sido un fin de semana muy especial para Barack Obama y su familia. El Presidente de Estados Unidos dejó Washington para viajar a la ciudad en la que ha vivido hasta el día de su toma de posesión. Acompañado por su mujer, Michelle, y sus dos hijas, Malia y Sasha, llegaron a Chicago. En medio de los planes típicos de un fin de semana familiar, el matrimonio no dudó en sacar algo de tiempo para celebrar San Valentín.
Se trata de la primera vez que visitan la ciudad desde su investidura y, por ello, su llegada al aeropuerto Internacional de O'Hare causó gran expectación. El Presidente y su esposa no dudaron en saludar a cuantos se agolpaban para verles. Al parecer, el sábado por la mañana, lo primero que hicieron fue ir al gimnasio. Según cuentan los periódicos locales, Obama visitó las instalaciones deportivas de uno de sus amigos más cercanos. El diario digital Chicago Breaking News asegura que pasó alrededor de una hora allí, antes de regresar a su casa al sur de la ciudad, un barrio en el que la familia ha vivido muchos momentos inolvidables.
Reserva para dos Por la noche, Barack Obama y Michelle vivieron una romántica velada. Como cualquier pareja de enamorados, quisieron celebrar su particular Día de San Valentín. Y lo hicieron saliendo juntos a cenar. El lugar elegido fue el restaurante Table 52, un local propiedad del chefArt Smith en el número 52 de la calle Elm cuya especialidad es la comida sureña. Juntos disfrutaron de una romántica cena y se dejaron ver a la salida del establecimiento. Muy sonrientes, saludaron y se metieron en su coche, rumbo a casa.
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