El 'traje' más lucido de Carla Bruni: el de la solidaridad

La Primera Dama de Francia ha emprendido su primer viaje como embajadora de la ONU para la protección contra el sida

Por hola.com

Se ha enfundado todo tipo de atuendos, y con todos ha demostrado muy buena planta: tanto con el de top model, como con el de cantautora y, desde hace un año, también con el de Primera Dama de Francia. Pero tal vez el que mejor le sienta, el que se le ajusta como un guante es el de Embajadora de Buena Voluntad de la ONU para la protección de madres e hijos contra el sida. Este nuevo traje, que entró en su armario en noviembre de 2008, cuando aceptó dicho cargo, tuvo ayer su puesta más especial -su primer viaje en dicho papel a Burkina Faso para la lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria- y, a la vista está, que realzaba aún más sus atributos naturales (inconformismo con las desigualdades, coraje y humanidad). Se sacudió de un plumazo los restos de narcisismo y divismo de viejas prendas, aposentados, tal vez, en las memorias de sus ya escasos detractores, y mostró al mundo su mejor book. El de la más bella Carla Bruni. La de dentro.

Pero este no es un modelo fácil de llevar. Hay ocasiones (demasiadas) que deja descuadrado el escote más profundo, el del corazón, y suspendido el ser de unos tacones de sufrimiento que dan vértigo. Carla desfiló sin tambalearse, pese a todo, en su visita el pasado miércoles a un hospital en la capital de Burkina Faso, Uagadugu, donde arropó con su vestido de solidaridad y afecto a madres y niños con el virus HIV. El pase continuaba en el backstage de la desolación con las reuniones con responsables de sanidad y trabajadores humanitarios en este país del oeste de África, el tercero más pobre del mundo. Un país que conoció ayer no sólo a una antigua modelo de fama mundial, sino también un modelo de persona a imitar por el mundo entero.