La barba del príncipe Guillermo y el tocado de Zara Phillips causan furor en Sandringham

Con ocasión del tradicional servicio religioso de Navidad de la Familia Real inlgesa

Por hola.com

La [Familia Real inglesa] se reunió ayer para celebrar como todos los años los servicios religiosos de la Navidad en la iglesia Santa María Magdalena de Sandringham, en Norfork. Dos Windsor en particular fueron aguardados con ansias por las multitudes allí apostadas desde primera hora de la mañana, para no perderse una de las pocas oportunidades de ver a la Reina y a los suyos. Los hijos del príncipe Carlos, los grandes ausentes de las pasadas Navidades, han sido este año -como casi siempre- los más aclamados.

Beso en la barba y rumores de boda
Giró cabezas el nuevo look con barba del príncipe Guillermo. Si bien el cambio ha gustado a la mayoría de las féminas, como pudo comprobarse ayer, no será permanente según reveló a uno de los 2.000 admiradores que esperaban a los miembros reales en las inmediaciones de la propiedad de la Reina. Una mujer que tuvo el honor de besar en la mejilla (ahora con pelo) del futuro Heredero, tal y como este le prometiera el año pasado. Mientras, el príncipe Harry lució sonrisa junto a sus primas las princesas Beatriz y Eugenia. Ni Kate Middleton ni Chelsy Davy asistieron al servicio religioso, aunque las dos jóvenes sí han pasado algún tiempo en Sandringham con sus novios reales. También los hijos de la princesa Ana fueron protagonistas, junto a los hijos del Príncipe de Gales, en esta jornada familiar. Por un lado, se trataba de la primera Navidad como matrimonio del nieto mayor de la Reina, Peter Phillips, y su esposa, Autumn Kelly y, por otro, Zara acaparó las miradas, además de por su vistoso tocado fucsia, por los recientes rumores acerca de sus planes de boda. Algunos expertos reales consideran que su compromiso con el jugador de rugby Mike Tindall podría ser anunciado a principios de año.

Discurso navideño
Que el día 25 de diciembre es una fecha muy especial para la Familia Real inglesa se pone de manifiesto cada año cuando los Windsor, vestidos con sus mejores galas y acicalados por grandes sonrisas, acuden todos juntos como una piña a los tradicionales oficios religiosos. No faltaron a su cita la reina Isabel con su marido, el Duque del Edimburgo, el príncipe Carlos y su esposa, la Duquesa de Cornualles; la princesa real Ana, el Duque del York, los Condes de Wessex, los príncipes Guillermo y Harry, Peter y Zara Phillips, hijos de la princesa Ana; el esposo de la Princesa Real, Almirante Timothy Laurance, y las hijas del Duque de York, las princesas Beatriz y Eugenia. El desfile de miembros reales fue acompañado por uno paralelo de vistosos sombreros. Y es que la elegancia de las damas reales fue otra de las notas dominantes del oficio religioso en Sandringham.

Como millones de familias en el mundo entero, la Reina y los suyos también disfrutaron de una comida navideña con todos los adornos. Después del almuerzo, todos los Windsor asistieron al tradicional discurso de la Reina para Navidad, pregrabado desde el palacio de Buckingham. No así Su Majestad que, como reveló el año pasado el príncipe Andrés, prefiere ver su intervención sola en otro cuarto. La crisis económica y el efecto en las familias inglesas han centrado el mensaje navideño de este año: "La Navidad es un momento de celebración, pero este año, para muchos, es una ocasión más sombría", dijo la soberana durante su alocución navideña. Uno de los escasos momentos en que Isabel II expresa públicamente su opinión sin consultar al Gobierno. El resto del día lo pasaron descansando en la residencia, antes de empezar los preparativos para el tradicional Boxing Day Shoot.