La Familia Real Belga ha vivido una jornada cargada de emociones. El príncipe Felipe de Bélgica y su esposa, la princesa Matilde, han celebrado el bautizo de su cuarta hija. La niña ha recibido los nombres de Eléonore Fabiola Ana María en una ceremonia que tuvo lugar en la capilla del Castillo de Ciergnon, situado en la localidad belga de Houyet. En esta ocasión los padres de la neófita han elegido como padrino al conde Sébastien von Westphalen zu Fürstenberg y como madrinas a la princesa Victoria de Suecia y a la princesa Claire, esposa del príncipe Laurent.
La heredera del trono sueco estuvo muy pendiente durante todo el oficio religioso del bebé y no dudó en tomarla entre sus brazos mientras el sacerdote oficiaba la misa. El bautizo reunió a toda la Familia Real belga y los reyes Alberto y Paola ejercieron de orgullosos abuelos. Fue una ceremonia sencilla y de carácter familiar, oficiada por el Cardenal Godfried Danneels
Una tradición consolidada La capilla del Castillo de Ciergnon se ha convertido en un lugar lleno de recuerdos y buenos momentos para los Príncipes herederos. Sus hijos Elisabeth, Gabriel y Emmanuel también recibieron las aguas bautismales en este mismo templo. Parece que los motivos que llevaron a Felipe y Matilde a elegir esta iglesia para el bautizo de su benjamina son varios y de diferente índole.
Por una parte, la capilla está situada en un enclave ideal para garantizar la seguridad de los asistentes y además son muchos los inolvidables momentos que los futuros reyes de Bélgica vivieron en esta región del país durante su noviazgo. Los cuatro hijos de Felipe y Matilde son los primeros miembros de la Familia Real belga que han recibido el sacramento en esta iglesia. Antiguamente, esta ceremonia se celebraba con gran pompa en Bruselas, junto al Palacio Real (en Sint-Jacob).
