Escapando de la inclemente meteorología del norte de Europa, la Familia Real danesa escogió la mejor manera para disfrutar del sol veraniego: un crucero de lujo por el mar Adriático. La princesa Mary y sus dos pequeños -Christian, de 18 meses, y la recién bautizada Isabella, de tres- se dirigieron al Seagull, un lujoso yate de alquiler que el año pasado contrató Bono, el cantante del grupo irlandés U2.
Elegantemente vestida para un día estival, con pantalones de lino y rebeca roja, la esposa del Heredero saboreó un tiempo de descanso en la soleada Croacia con sus hijos y su marido, el príncipe Federico, que se reunió con su familia un poco más tarde ese mismo día.
Los miembros de la Casa Real danesa iban rumbo a la región aislada de Zaton. Este asentamiento del siglo XI, situado al sur de la costa de Dubrovnik, es un lugar ubicado en el borde de una pintoresca bahía que conserva una belleza natural. Con kilómetros y kilómetros de playas impolutas que se elevan suavemente hacia las colinas boscosas, Zaton es el sitio ideal para relajarse con niños pequeños.
Si a los Herederos daneses les apetecía un poco más de emoción, siempre les quedaba la opción de levantar el campamento y dirigirse a Dubrovnik. Descrita por el dramaturgo George Bernard Shaw como "el paraíso en la tierra", esta ciudad del sur de Croacia es un destino de primera categoría. A lo largo de los años, los visitantes se han visto atraídos por la perfección de postal que tiene esta joya croata. Su principal encanto son los tejados de teja roja, enmarcados por murallas medievales que llegan hasta las azules aguas del Adriático.
