Matilde de Bélgica: una estrella en China

La Princesa, que acompañó a su esposo durante doce días de viaje por el gigante asiático, dijo que se conectaban todos días a Internet para ver a sus tres hijos a través de la ‘webcam’

Por hola.com

Los Príncipes belgas han puesto fin a sus doce días de viaje oficial por China. Con esta visita, que tenía un objetivo eminentemente económico -les acompañaron trescientos empresarios- y les llevó a recorrer Pekín, Shenyang, Chengdu, Hong Kong y Shangay, los Príncipes tocaron todos los sectores -desde el diseño, hasta el deporte- y se reunieron con mandatarios y empresarios chinos dejando, por supuesto, un hueco en sus agendas para el cultivo de las artes y el diseño.
En su largo recorrido por tierras chinas, no se olvidaron de inspeccionar la exposición de maquetas de las instalaciones de los Juegos Olímpicos de 2009. Una cita a la que acudieron acompañados por Philippe Rogge, hijo del actual Presidente del COI, y líder de la delegación olímpica de Bélgica. Ni tampoco de acudir al Museo de Bellas Artes de Pekín, que en estos momentos dedica una gran exposición a la obra del pintor belga René Magritte. Los Príncipes descubrieron personalmente el enorme impacto que está teniendo esta muestra en la ciudad que ha batido todos los récords en cuanto número de visitantes desde que se inauguró, a comienzos de mayo. Los Príncipes, que conversaron con algunos de los visitantes a la exposición -les dijeron: ¡Hen hao kan! Muy bonita- comentaron que conocían "alguna de las obras desde niños porque aparecían en los libros de texto».
En lo que a diseño se refiere tuvo la princesa la oportunidad de descubrir, asistiendo a un desfile de joyas en la escuela de Tecnología aplicada a la Moda de la Universidad de Pekín, los espléndidos y atrevidos trabajos que están realizando los estudiantes chinos en el ámbito de la joyería y bisutería.

Espero que no les consientan demasiado", dijo Matilde refiriéndose a sus hijos Asimismo, durante la visita el Príncipe pronunció en la Universidad Tsinghua de Pekín, la más importante de China, una conferencia con el título "Innovación con rostro humano" que, según la Casa Real, fue escrita por él mismo con la intención de ofrecer una su visión personal sobre la economía y el desarrollo. En uno de los fragmentos el Príncipe dice: «A medida que logramos avances en la investigación científica y tecnológica, debemos esforzarnos en recuperar el equilibrio. Debemos alcanzar la armonía con el entorno, respetar las diferencias culturales y reconocer la identidad propia y la de los demás. Estos son los pilares para conseguir una sociedad armoniosa. Este es uno de los objetivos más importantes de nuestras vidas".
Desde un punto de vista más "familiar destacaríamos la contestación que la Princesa dio a la periodista de "Limburg" cuando ésta le preguntó si echaba de menos a los niños.
«Les llamamos todos los días e incluso nos conectamos a Internet para verles a través de la webcam. El único problema es que no paran quietos delante de la cámara. Sé que están en buenas manos. Aunque espero que no les consientan demasiado».
Más allá de su condición de madre y esposa del príncipe Felipe de los belgas, en este nuevo viaje al extranjero una vez más es necesario hablar del efecto Matilde, que como Princesa ha creado, en sus cortos años de reinado.
Matilde, embajadora de la moda belga -siente predilección por las creaciones de la casa Natan (realizó su traje de novia) o por las de Pierre Gaulthier, un valor en alza junto a los famosos Dries van Noten o Ann Demeulmester-, dio pruebas en cada una de sus apariciones de su firma y exquisito gusto. Un sinfín de modelos de tendencia clásica que la Princesa parece estar animando cada vez más con su creciente interés por las últimas tendencias. En resumen, un auténtico triunfo de Matilde en este nuevo viaje oficial al extranjero que sabe y lo demuestra en cada uno de los actos en los que aparece que una princesa tiene que ser reconocida y distinguida entre los ciudadanos.
Impecablemente vestida en todo momento y podría decirse, casi perfecta, la princesa Matilde ha creado, en sus cortos años de reinado, un efecto del que nadie puede escapar: el Efecto Mathilde ... De Nueva York al Imperio del Crisantemo, de Tailandia a Malasia, de Australia a México, de México a Francia y de París a China, el mundo parece caer rendido ante su empaque y su inocencia.