La muerte de su hermana Érika marca un antes y un después en la vida de doña Letizia como Princesa de Asturias

Por hola.com

Negro sobre negro, en una noche de luna menguante y luctuosa a las afueras de Madrid mientras una familia doliente y tristísima avanzaba en procesión hacia la iglesia.
Algo más de 1.000 días como Princesa cuando el pasado sábado, sobre las 20:30 de la tarde, tal y como habían decidido en la intimidad, la misma noche del viernes, llegó a la parroquia de Nuestra Señora la Anunciación de Prado de Somosaguas, en Pozuelo (Madrid) -el barrio donde reside el padre de doña Letizia, don Jesús Ortiz- para asistir a la misa funeral que se ofició por el alma de su hermana Érika.
La más pequeña de los Rocasolano no pudo evitar que sus seres queridos tuvieran que pasar por el doloroso trance de una despedida triste y desgarradora. De un adiós sobrecogedor que llegó a su vida antes de que cumpliera los 32 años. Tampoco que, finalmente, y como consecuencia de su muerte, se hablara tanto de su familia y de su hermana, la Princesa de Asturias.
A cambio, y aún tratándose de una gran desgracia, ha sido su duelo el que ha permitido descubrir a los españoles cómo es realmente doña Letizia.

El examen luctuoso de la triste despedida
Tarde o temprano, sus conciudadanos hubieran terminado por ver a la persona, al ser humano que es la Princesa de Asturias, pero estaba escrito que sería el jueves 8 de febrero y el sábado, día 10, cuando destrozada por el dolor, ésta habría de tocar el corazón de su reino con su inmensa tristeza y su llanto.
La lluvia, que estuvo presente en los acontecimientos más felices de su vida volvió a acompañarla durante su primera gran trágica puesta en escena empujando finalmente las lágrimas que se resistieron a aparecer durante sus esponsales, o durante el duelo por las víctimas del atentado terrorista del 11-M de Madrid.
Embarazada de seis meses, la rincesa irrumpió con una fuerza tremenda en el triste escenario del tanatorio. Llevaba el luto con ella, pero en lugar de dejarse vencer o de mostrarse arrastrada por el dolor estuvo a todo como Princesa y como persona dándoles el lugar que les pertenecía a su madre, a sus abuelos y, también, a los hombres que quisieron a Érika.
Doña Letizia, que ha sido sometida a un permanente estudio desde que llegó a Zazuela ha pasado con "Cum Laude" el examen luctuoso de la triste despedida... Esos momentos en los que enfrentó con una enorme dignidad la tragedia familiar y no impuso límites a la hora de mostrar su dolor mientras empezaba a encajar el que será uno de los golpes más duros de su existencia.