Carlota Casiraghi, una digna heredera del ideal de belleza y elegancia de su madre y su abuela

La hija de la princesa Carolina rivalizó en 'glamour' con su madre en el desfile de Chanel en Montecarlo

Por hola.com

Como siempre y como nunca. Muchas veces habíamos tenido la oportunidad de ver a madre e hija juntas, pero no como ahora. Hasta el momento, la que aparecía era una Carlota en su paso de niña a mujer: superaba la adolescencia, pero aún mantenía reminiscencias de una infancia no olvidada. Ahora, sin embargo, lo que vemos son dos mujeres en todo su esplendor. Una Carolina en su madurez, pero en su línea habitual de elegancia, y una Carlota que ha terminado su transformación para convertirse en una bellísima joven que irradia el magnetismo que hicieron célebres a su madre y a su abuela. Y en estos días de reencuentros, en los que vuelve el hombre de ‘Brummel’ o ‘El Almendro’ a casa por Navidad, lo que regresa es el ‘Glamour’ con mayúscula. Y lo hace a Mónaco, su destino por excelencia. Es el golpe de mando de una de las reinas de la elegancia que, en plena hegemonía, comienza a ceder el testigo a su hija, que encarna como nadie la nueva generación del ‘glamour’. En esta transición, Carolina camina hacia los cincuenta por una nueva senda que la desmarca de escándalos pretéritos y la jubila de una agitada vida social que ahora sólo vive de puertas para adentro, y es Carlota la que despunta como el nuevo icono destinado a cubrir un hueco fundamental para mantener el encanto del cuento de hadas que hizo grande al pequeño Principado.

Metamorfosis completada
Esta nueva metamorfosis tuvimos oportunidad de verla en el desfile del diseñador Karl Lagerfeld para Chanel en Montecarlo. A madre e hija unidas por la pasión por la moda ocupando el ‘front row’, que es lo que siempre se ha llamado primera fila, pero que los gurús de la moda han rebautizado en inglés para que suene más chic. El caso es que en el desfile de la ‘maison’ francesa ocurrió lo más parecido a una revolución cuando por la puerta del teatro de la Opera de Montecarlo entraron madre e hija, que preceptivamente llevan vestidos firmados por el ‘kaiser’ de la moda, del que ambas son amigas y admiradoras.

Mientras que Carlota estaba espectacular con un clásico de Chanel: el abrigo en tweed, que combinó con una camisa anudada al cuello de aire romántico, Carolina llamaba la atención con una impresionante chaqueta con pedrería y apliques de visón en cuello y mangas, convertida en el no va más de la sofisticación. Y puestas a seguir las tendencias, a madre e hija no se les escapa una. De hecho pudimos ver cómo Carlota se ha pintado las uñas de negro. Y tomen nota, porque es el colmo de la modernidad esta temporada. Lo que no sabíamos, pero que más tarde tuvimos ocasión de comprobar, es que su madre también se ha subido al carro de esta nueva tendencia y luce el color de moda —esta laca de Chanel se ha agotado en su salida al mercado y tiene lista de espera en las tiendas de las capitales de la moda— en las uñas de sus pies.