Al parecer, la pareja se aloja en la residencia del dueño de la cadena de moda Jigsaw, John Robinson, y tenía previsto regresar a tiempo para asistir a la boda de la hija de Camilla, Laura Parker-Bowles, hermanastra del Príncipe. Muy lejos de allí, pero en misma actitud de primavera (que la sangre altera), se encontraba su hermano. Después de que fuera cuestionado por sus habituales travesuras (forma eufemística de decir escándalos), Harry se ganó a la opinión pública de su país con su —hasta ahora oculta— vena humanitaria. En Lesotho se declaró convencido a continuar la lucha de su madre por los más desfavorecidos, dejando a un lado sus gritos de guerra por Irak. Y aprovechando que estaban en Africa, qué mejor que pasarse a ver a su novia de Zimbabwe, residente en Ciudad del Cabo. Así que el encuentro fue en Sudáfrica.
En la capital del amor
Días de amor, descanso y parapente. Y mucho amor, porque es la primera vez que tenemos constancia gráfica de escenas tan espontáneas y efusivas entre la pareja. De hecho, hasta la fecha se había hablado de un posible distanciamiento entre Harry y Chelsy Davy, habida cuenta de la escapada nocturna del príncipe a un local nocturno de supuesta dudosa reputación. Las imágenes no dejan lugar a duda: más enamorados que nunca. Como tampoco dejan duda de que Pierre Casiraghi vive su primer —o uno de sus primeros — amor por una joven morena. La actitud del hijo de Carolina de Mónaco es la del que se deja querer y mimar. En la terraza de un local parisino del barrio de Saint Germain Des Pres, la pareja compartió algo más que el café. Pierre sigue así los pasos de sus hermanos mayores. Ahora los tres pueden compartir un adjetivo de familia: conquistadores.
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