Matilde y Máxima y sus significativas coincidencias a la hora de vestir

Por hola.com

Preparadas a conciencia para ejercer un papel del que nada sabían, Máxima y Matilde han creado en sus cortos años de "reinado", un efecto del que difícilmente sus conciudadanos pueden escapar. Como Princesas consortes representan a sus países en los cinco continentes interesándose de verdad por lo que sucede a su alrededor... Como seres humanos, no dejan de regalar sonrisas, y bondad. Como madres, se hacen cargo de sus hijos con la intención de guiarles en la vida sin la ayuda de un "ejército" de niñeras; como esposas, han conseguido cambiar el mundo y la imagen de dos solitarios príncipes.
En el caso de Felipe de Bélgica -antes tímido, distante, e inseguro-, se dice que ha sido Matilde la que le ha ayudado a convertirse en un ser libre que actúa con firmeza cuando representa a los belgas. Y en el de Guillermo -tachado de frívolo, mujeriego durante años-, nadie duda en atribuir a Máxima el mérito de haberle "transformado" en un hombre nuevo y feliz.

Dos modelos a seguir
Y es que, aunque en apariencia las dos Princesas puedan parecer muy diferentes, ambas tienen los mismos valores familiares -son católicas-; un mismo sentido de la justicia, y del trabajo, así como una necesidad imperiosa de hacer algo bueno por los demás desde una posición que saben privilegiada. La posición que les ha llevado a convertirse en embajadoras de excepción de sus respectivos reinos. La princesa Máxima desde la sensibilidad, la explosión y la alegría, cantando y bailando si hace falta, como buen latina; y Matilde, más tranquila, desde la serenidad, la dulzura y la fortaleza.
Dos maneras de ejercer que han provocado que muchos escritores y periodistas de prestigio sigan sus pasos con desmesurado interés en la búsqueda de datos inéditos con los que rellenar crónicas y libros que definan a la perfección su personalidad; lo que ha supuesto su llegada a la Familia Real; el perfil que ofrecen de su país cuando viajan al extranjero; las claves de su imagen; y la influencia de sus personas como "modelos" de la sociedad y futuras reinas del siglo XXI.
Desempeñando de manera determinante un papel activo dentro de sus monarquías, las dos princesas han puesto en marcha, además, un mismo espíritu comprometido con el que librar una cruzada muy personal: la lucha contra la pobreza, la marginación y las enfermedades. Una manera de ser y de querer ser útiles que Máxima y Matilde empezaron a canalizar después de una natural evolución como princesas herederas. El papel que la Princesa de Orange asumiría por matrimonio tres años después que la futura Reina belga - las dos se casaron en invierno: Matilde, en 1999; Máxima en 2002-, quien se ocupó de ella como una hermana. No en vano, se cuenta entre los aristócratas belgas, que fue el futuro Rey de Holanda el que pidió a los príncipes herederos de Bélgica que cuidaran de su novia. Máxima, que por aquel entonces era una extranjera más en la cosmopolita ciudad de Bruselas, había dejado atrás toda una vida para instalarse lo más cerca posible del príncipe Guillermo.