- ¿Qué cosas consideran su marido y usted prioritarias para el pueblo jordano?
- Tanto mi marido como yo creemos que la calidad de la educación es la clave del futuro de Jordania. El 70% de los jordanos - de hecho, el 70% de la población de todo el mundo árabe - tiene menos de 30 años. Si estos jóvenes no tienen una buena educación y no tienen oportunidades académicas y profesionales a las que aspirar, el mundo entero sufrirá las consecuencias.
- ¿Qué opina de animar a las mujeres a que participen más en la sociedad?
- Somos conscientes de que Jordania solamente puede prosperar con la participación y contribución activa de las mujeres y estamos haciendo bastantes progresos en ese tema: las madres trabajadoras se están convirtiendo cada vez más en la norma en Jordania. Una vez dicho esto, seguimos teniendo aún muchos desafíos que superar. La participación de las mujeres en la economía es demasiado baja en comparación con lo que podría ser. No se pueden cambiar de un día para otro las normas culturales tradicionales, es un proceso de evolución.
- También ha dado grandes pasos en temas polémicos como el maltrato a la infancia. ¿Ha encontrado oposición en estas campañas?
- Cuando abordamos originalmente el tema del maltrato a la infancia, hubo cierta resistencia inicial, como sucede en muchos países del mundo. A la gente le avergonzaba reconocer incluso la existencia de dicho problema porque es un asunto personal y muy próximo a la familia. Desgraciadamente, es un problema que existe en todas partes, pero abordando el tema de frente y comunicándose con el público sobre él, hemos conseguido romper el tabú y ahora la gente comprende la necesidad de actuar. La Fundación Río Jordán, la ONG [una asociación no gubernamental asociada a Naciones Unidas] con la que estoy relacionada, ha lanzado recientemente una gran campaña de concienciación pública sobre este asunto. Los resultados han sido alentadores por el momento, y no cabe duda de que este impulso nos hará seguir avanzando. Si podemos mantener a nuestros niños libres de daños y, al mismo tiempo, mantener unidas a las familias enseñándoles nuevas formas de interrelacionarse, entonces sentiré que realmente hemos conseguido un cambio.
- ¿Es cierto que los miembros más tradicionalistas de su familia piensan que usted es demasiado activa?
- Siempre va a haber gente que piense que yo hago demasiado y otros que piensen que estoy consiguiendo demasiado poco. Yo creo que lo importante es asegurarse siempre de que no se trata de ti, sino de lo que haces. No se trata de si piensan que hago demasiado o demasiado poco, sino de si estoy llegando a la esencia del problema y logrando un cambio para la gente de este país. Mientras ése siga siendo el objetivo, no creo que realmente puedan ir mal las cosas.
