Joseph Ratzinger, el primer Papa elegido en el nuevo milenio

Por hola.com

Minutos más tarde, en una sala contigua a la Sixtina que decorara magistralmente Miguel Ángel, el nuevo Pontífice se ha vestido con la ornamenta papal incluyendo una esclavina de seda color rojo, un roquete de encaje que cubre la sotana blanca característica del Santo Padre y un fajín de seda que la ciñe.

Aclamado por los cardenales
De nuevo en la Capilla Sixtina, los ciento catorce cardenales le han presentado sus respetos y jurado obediencia en un rito en el que besan la mano al Papa y reciben de este el "beso y abrazo de la Paz".

Faltaban ya sólo unos minutos para que la humanidad conociera la identidad del nuevo Papa. La procesión de los cardenales ha llegado hasta San Pedro y por fin, miles de millones de personas en todo el Mundo han visto, por primera vez, al sucesor de Juan Pablo II. Un nuevo pontificado destinado a conducir a la Iglesia Católica por los grandes retos del siglo XXI.

Papel destacado durante el precónclave
En su calidad de Decano del Colegio Cardenalicio, cargo al que llegó en el año 2002, Ratzinger ocupaba una de las posiciones de mayor relevancia en la asamblea de purpurados que debían decidir el nombre del nuevo Pontífice. Ha sido también la mano derecha de su predecesor, Juan Pablo II, en los 26 años al frente de la Iglesia Católica. Fue el Papa polaco el que lo utilizó como su principal asesor y consultor en cuestiones de teología y moral convirtiéndose en uno de los grandes pensadores y teóricos de la doctrina de la Iglesia. Curiosamente, Ratzinger fue nombrado cardenal por Pablo VI en 1977 y era uno de los tres purpurados, del total de 115 miembros electores del Colegio Cardenalicio, que no había sido elevado a tal dignidad por su gran amigo Juan Pablo II

Durante las honras fúnebres en honor de Juan Pablo II fue el nuevo Papa el encargado de pronunciar la homilía y también a él le correspondió presidir las reuniones de los cardenales durante las asambleas generales previas al Cónclave. Por si su prestigio y papel preeminente no hubiera quedado marcado ya (en los días previos al Cónclave encabezaba según muchos medios la corriente conservadora entre los cardenales frente a Marini con la línea más progresista) fue el ya Papa Benedicto XVI el encargado de pronunciar de nuevo la homilía en la misa "pro eligiendo al Pontífice" minutos antes de quedar cerrada la Capilla Sixtina. En esa intervención, Ratzinger habló de la necesidad de 'defender la ortodoxia de la Iglesia' y de huir de lo que calificó como 'dictadura del relativismo'. Numerosos observadores vaticanistas han querido ver, en estas palabras, todo un ideario y una propuesta para su pontificado horas antes de que se produjera su elección definitiva.