La duquesa de York, regresa a la casa de su madre en la Pampa Argentina
Ahora, recordando aquel tiempo pasado anterior a su matrimonio con el segundo hijo de la Reina, recuerda: «Cuando llegué por primera vez, quedé inmediatamente impresionada por el espacio y la enorme pampa. Me encantó aquel cielo grande y me gustaba especialmente sentarme fuera por la noche y contemplar una tormenta descargando por toda la pampa.
¿Y para usted qué significa este lejano trozo de tierra?
Para mí, «El Pucara» implica un sentimiento de libertad, un lugar donde no hay teléfonos sonando, y puedo sentarme tranquilamente con la historia de un gran amor entre dos personas. Cuando vine por primera vez me quedé en un pueblo cercano, Trenque Lauquen, y venía en coche a la granja cada día para ayudar a mamá y a Héctor, y cocinábamos pequeños filetes en una parrilla. Fui testigo de un romance perfecto entre dos personas, y me siento extremadamente afortunada de haber podido compartir algo de su idílica vida aquí con ellos.
Hoy, mirando la tierra a su alrededor, sonríe: «Es una alegría poder visitar este lugar magnífico en el que mi madre y Héctor trabajaron para convertir un sueño que compartían en realidad».
Escondidas entre las sombras de los robles y arces ingleses se encuentran dos cruces de madera, que señalan las tumbas de Héctor y Susie. Entre ellas descansa una placa con el mensaje: «Héctor y Susie Barrantes, juntos, en paz, con los árboles que plantasteis. Os queremos. Jane y Sarah».
Cuando llegó a «El Pucara», en noviembre de 2004, conduciendo por la polvorienta carretera desde la pista de aterrizaje de las afueras de Trenque Lauquen, la duquesa fue directa a las tumbas. Más tarde reconoce que regresar cuando su madre ya no vivía era como «adentrarse en un pozo oscuro y profundo». Añade: «Creo que cuando Héctor murió, ella también desearía haber muerto. La llamaba a menudo y la cuidaba. Era como si se hubiera convertido en mi hija. Necesitaba apoyo en todos los sentidos».