El príncipe Bernardo de Holanda pidió ser enterrado con su perro de peluche

Por hola.com

El príncipe Bernardo de Holanda, enterrado con el uniforme de general de las Fuerzas Aéreas de Holanda, y un clavel blanco entre las manos -la flor que siempre llevaba en la solapa- ha querido llevarse con él a su compañero inseparable: Bonzo. Un perro de peluche, de ochenta años de antigüedad, que fue colocado en el ataúd junto a su cabeza.

El perrito fue un regalo de su madre, la princesa Armgard, cuando el príncipe superó una grave enfermedad a la edad de trece años. Desde entonces y durante los siguientes ochenta años de su vida, el padre de la Reina siempre tuvo al perro a su lado.

En el castillo de Reckenwalde, también en Munich, Lausana, Hamburgo en sus años de estudiante. En París, donde pasó un tiempo con sus tíos, los condes de Kotzebue. Y en Holanda, donde contrajo matrimonio con la heredera al trono, la princesa Juliana. En el exilio, en Londres. Durante todos sus incontables viajes por todo el mundo. Y, ahora, en su último viaje...