Con tan sólo 20 años de edad y un futuro prometedor, Diana Frances Spencer, una bella aristócrata con vocación de bailarina y amante de los niños, se convirtió, al casarse con el príncipe Carlos de Inglaterra, en la primera mujer inglesa que contraía matrimonio con el heredero del trono británico, desde hacía más de 300 años. Aquellos años de incipiente felicidad, fueron rápidamente interrumpidos por la permanente infidelidad de su marido con Camilla Parker-Bowles, por continuas depresiones, desórdenes alimenticios... Pese a todo, Diana, una mujer bondadosa y una madre que luchó sin tregua para que sus hijos fueran tratados como niños de su tiempo y disfrutaran así de una infancia y juventud más feliz que la suya, logró que el mundo la coronara como su Reina.
Su antecesora la inglesa, Lady Anne Hyde, madre de la reina Ana de Inglaterra (1665-1714) y esposa de James II -Rey de Escocia, durante 36 años, y posteriormente también de Inglaterra-, no tuvo mejor fortuna. Tras una larga relación en secreto con James II, se quedó embarazada. El joven monarca, influido por los consejos de su hermano el entonces Rey, no quiso comprometerse con su amante y ésta tuvo que suplicarle que se casara con ella. Al igual que Diana de Gales, Lady Anne murió muy joven. Falleció de un cáncer, en 1671, con tan sólo 34 años de edad.
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