Cuatro años después de que Salma, la más pequeña de sus vástagos, viniera al mundo en un hospital de Amán, la reina Rania y su esposo Abdalá vuelven a estar de enhorabuena. Los Reyes de Jordania ha esperado hasta el día de hoy, 31 de agosto, para anunciar, en la misma fecha en la que la Reina cumple 34 años, que ésta espera su cuarto hijo para el invierno de 2005. Un bebé que recibirá el título de príncipe nada más nacer al igual que sus hermanos Hussein, de diez años ; Iman, de ocho, y Salma, de cuatro. La reina Rania, además de ejercer como soberana junto a su marido y trabajar para mejorar las condiciones de vida de niños, mujeres y ancianos, defiende con ahínco su vida familiar y dedica a los suyos cada una de sus horas libres. Los fines de semana que pasan en Ammán, la Reina cuida personalmente de su jardín y cocina las galletas preferidas de sus pequeños príncipes. Cookies de chocolate que elabora en base a una receta familiar. También, aprovecha para leerles cuentos, recitarles los versos del Corán y hacer deporte juntos.
"Nadie llama a mis hijos altezas reales" "Mis hijos ( Salma, Hussein e Imán) están por encima de todo. Quiero que lleven una vida lo más normal posible y por ello no asisten a actos oficiales. Prefiero acortar mis estancias en el extranjero, en la media de lo posible, aún así me gusta que estén rodeados de gente que les trate con cariño y bien, no por su rango social, sino por su personalidad y garantizo que en nuestra casa nadie les da el trato "de altezas reales" "Yo me enfrento y si quieren criticarme mi trabajo, no pongo ningún inconveniente. Escucho a todo el mundo e intento sacar el aspecto positivo de cada uno de esos reproches. En cambio, no soporto que se critique a mis niños, ya que lo considero una acto malévolo y cruel."
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