Bautizo de la princesa Amalia, hija de Guillermo y Máxima de Holanda

Por hola.com

Asimismo, algunos de ellos tomaron parte activa en la celebración, especialmente en las áreas musical, a cargo del Coro Nacional infantil, y decorativa, en manos de los estudiantes de la Real Academia de Arte, que ornamentaron la iglesia con más de mil dibujos colgantes, realizados por escolares holandeses, con el bautizo de la princesa Amalia como leit motive. Completaba la decoración del edificio santo, una gran cantidad de arreglos florales con 25 clases diferentes de peonías, rosas y sweetpeas.

El momento más simpático de la celebración tuvo lugar cuando padres y padrinos -la princesa Victoria de Suecia, la íntima amiga de la princesa Máxima, Samantha van Welderen; el príncipe Constantino, el hermano de la Princesa, Martín Zorreguieta, que asistió con su esposa, Mariana Andrés de Zorreguieta, también vestida de Benito Fernández; Herman Tjeenk Willink y el vicepresidente del Consejo de Estado, Marc ter Haar- se acercaron a la pila bautismal, que en 1967 estrenó el príncipe Guillermo y que hoy, por segunda vez, protagonizaba un bautismo real.

La princesa Amalia, de casi siete meses, regordeta y con preciosos ojos achinados, arrancó las risas de todos los presentes cuando en lugar de llorar al recibir las aguas bautismales, procedentes del río de Jordania, bostezó delicadamente. También fue el momento más emotivo. No en vano Jorge Zorreguieta se enjugó alguna que otra lágrima cuando el predicador echó el agua sobre la cabeza de Amalia -la princesita no había estado presente durante todo el servicio. Poco antes del bautizo, la acercó a sus padres su tía Laurentien-. A continuación, los padrinos, uno por uno, fueron pasándose un cirio a la vez que le brindaban un deseo de felicidad a la Princesa, que llevaba un traje de cristianar de gran tradición dentro de la Casa Real holandesa: un faldón de encaje de Bruselas, elaborado en 1880 para el bautizo de la princesa Guillermina y que lucieron también la princesa Juliana, la princesa Beatriz y la princesa Cristina, así como el príncipe Guillermo.

Después de la ceremonia, los invitados se dirigieron a palacio para festejar con una delicado almuerzo el feliz acontecimiento. Asimismo, los príncipes Guillermo y Máxima han querido hacer partícipes a sus conciudadanos de esta alegría regalando a todos los niños nacidos el 7 de diciembre de 2003, día del nacimiento de su hija, una serie de monedas especialmente diseñadas para esta ocasión, acuñadas en la Real Casa de la Moneda Holandesa en Utrecht.