Los trajes que lucieron en su boda las reinas y princesas de Dinamarca

Por hola.com

El 31 de mayo de 1995 se anunció oficialmente el compromiso del príncipe Joaquín y Alexandra Manley, una empresaria de Hong Kong cinco años mayor que él. La boda, celebrada el 18 de noviembre de ese mismo año en el palacio de Frederiksborg, fue la primera boda real celebrada en Dinamarca desde el enlace de Benedicta y Richard en 1967, y desencadenó una auténtica fiebre en todo el país. Los festejos se prolongaron por espacio de tres días e incluyeron una fiesta para los invitados más jóvenes en el palacio de Amalienborg, una recepción en el sur de Jutlandia, un recorrido en carroza por las calles de Copenhague, una recepción en el Ayuntamiento de la capital y una cena de gala la víspera de la boda en el palacio de Christiansborg. Un día antes de la ceremonia, Alexandra recibió la orden del Elefante.

Seda italiana y perlas
La mañana de la boda Alexandra desayunó con su hermana Martina en uno de los apartamentos del palacio de Fredensborg. Luego llegó el turno de los peluqueros, el ramo, el maquillaje y el vestido de Jørgen Bender, el diseñador de la reina. El vestido de la novia era de seda italiana con la parte superior abierta por delante y por detrás, de donde salía una cola de cuatro metros. Estaba ribeteado con una orladura con 8900 perlas. Las mangas eran largas y estrechas. Se sujetaba a la cintura con un ancho cinturón del mismo material que el vestido. El velo era muy ligero y se transparentaba dejando ver el vestido. Llevaba en el borde una ligera banda de la misma tela que el vestido. Finalmente se le colocaron el velo y la tiara de diamantes francesa de la reina Alexandrine, una pieza de casi 100 años de antigüedad que Alexandra había estrenado la noche anterior en Christiansborg. A las cuatro de la tarde la reina y el príncipe Henrik abandonaron Fredensborg, y a las cuatro y diez llegó el coche más antiguo de la Casa Real, Store Krone, el rolls-Royce de Federico IX. En él se fueron la novia y su padre rumbo al palacio de frederiksborg, en la localidad de Hillerød, cerca de Copenhague. Allí aguardaba numeroso público a pesar del frío intenso. Era la tercera vez en la historia de Dinamarca que la capilla del palacio de Frederiksborg era escenario de una boda real (1752 Federico V; 1850 Federico VII).