Adiós Princesa

Por hola.com

Un día después del accidente, el 14 de septiembre, la familia tuvo que tomar una de las decisiones más difíciles: desconectar a Gracia del único hilo de vida. La Princesa tenía entonces 53 años, pero los médicos fueron contundentes a la hora de manifestar que nunca hubiera podido superar la hemorragia cerebral y las lesiones de médula que habrían transformado en un vegetal a la estrella con más "glamour" de Hollywood. Por vez primera, en la historia del Gran Casino de Montecarlo, se cerraron las puertas. Mónaco no sería ya nunca lo que fue. Tampoco los Grimaldi.

Sin consuelo
No hubo autopsia, Grace no fue embalsamada y la vistieron como a ella le hubiera gustado: con un túnica clara y un velo blanco que cubría sus heridas en la cabeza. Los pies, descalzos. En sus manos, la alianza matrimonial y el rosario que le había regalado Juan XXIII. Como despedida, el llanto, un reino oliendo a flores y un funeral multitudinario celebrado en la Catedral de San Nicolás, donde se había casado 26 años antes. Muy cerca del ataúd, su esposo y sus tres hijos, sin consuelo; y unas filas detrás, Diana de Gales, que representó oficialmente a la familia Real Británica. Fue su primer viaje sola después de haber contraído matrimonio con el Príncipe Carlos y también, la mejor manera de rendir tributo a esa mujer que (siendo tan sólo la prometida del príncipe Carlos) la consoló durante su presentación oficial, después de que el futuro Rey de Inglaterra la reprendiera por haber acudido a su gran "puesta de largo" social con un vestido negro... Un adiós sincero durante el cual la princesa Diana no imaginó que, quince años después, ese iba a ser su mismo destino.