Una princesa en casa

Por hola.com

"...Hay gente que piensa que, al trasladarse a Mónaco, mi hermana cambió. No con nosotros desde luego. Es verdad que ya no nos visitaba tanto como antes y, también, que cuando lo hacía intentaba pasar lo más inadvertida posible. Normalmente, ella y Raniero alquilaban un coche en Nueva York y, de incógnito, aparecían en Ocean City o en Filadelfia. Al principio, solos; luego, a medida que fueron llegando los niños, con toda la familia. Aquellas reuniones eran de lo más normal, charlábamos, jugábamos a las cartas, rodeados de amigos y la familia.

Las dos familias unidas
Aunque su nuevo país se llamaba Mónaco, creo que el no perder contacto con los Estados Unidos le sirvió a Gracia para educar a sus hijos como niños normales. Así por ejemplo, Carolina y mi hija Gracia compartieron tiendas, juegos y diversiones. Estefanía también lo hizo años más tarde. Y Alberto con mi hijo Chris. Son estos mismo niños, hoy adultos, los que mantienen unidas a las dos familias.

Evidentemente, en el principado la vida era diferente. Raniero trabajaba mucho, y Gracia andaba muy ocupada con todos esos deberes que le habían asignado. A penas les quedaba tiempo libre. Por suerte, a Raniero se le ocurrió comprar una casa de campo, la finca de Roc angel, a donde se iban a descansar todos los fines de semana. Había vacas, gallinas y hasta un huerto. ¡Qué curiosa es la vida! Tanta gente soñando con vivir como príncipes y ellos deseando disfrutar de las cosas sencillas".