La princesa Máxima pone de moda el mantón de Manila en el reino de Holanda

Por hola.com

Con un aire muy español, luciendo un precioso mantón de Manila de color rojo-fresa, asistió, el pasado lunes, la [princesa Máxima], junto a su marido, el príncipe Guillermo Alejandro, a la reina Beatriz de Holanda y al señor Pieter van Vollenhoven, esposo de la princesa Margarita, a un concierto de la Orquesta sinfónica de Londres en el Concertgebouw de Ámsterdam, el mismo recinto donde se celebró en el año 2002 el concierto prenupcial de los Príncipes de Orange.

Se trataba de su segunda comparecencia pública, después de que diera a luz a su primogénita y futura Reina de Holanda, la princesa Amalia, aparte de su aparición en el documental, que fue emitido en la televisión holandesa, con ocasión del nacimiento de la pequeña Princesa. La primera tuvo lugar en la Casa de la Moneda de Utrech, con motivo de la [acuñación de la primera moneda de la princesa Amalia].

Con aire español
Máxima de Holanda lució un look vivo y pasional, muy acorde con su carácter latino. Optó, en esta ocasión, por un cuerpo negro, con escote en V; un elegante pantalón ancho de color rojo, unos zapatos negros de tacón de aguja, unos pendientes largos de platino y brillantes y un fabuloso mantón de Manila rojo -color que simboliza por excelencia la pasión. Una prenda que probablemente adquirió en Sevilla, la ciudad que marcó su vida para siempre, durante la Feria de abril en que conoció al príncipe Guillermo, o años después, una vez casados, durante sus vacaciones en Marbella.

El mantón de la Princesa, bordado con hilo de seda y flecos hechos a mano, presenta motivos florales típicos andaluces -los originarios mantones procedentes de Manila estaban decorados con dragones y otros adornos típicamente orientales-. La reina Beatriz, por su parte, optó por un atuendo más sobrio: un vestido negro de lentejuelas y una chaqueta corta del mismo color de visón.

Ambas derrocharon, cada una en su estilo, glamour y elegancia en su cita con la música. Una romántica velada en la que la orquesta, dirigida por sir Colin Davis, interpretó las obras de Schubert (Sinfonía de Achtste, 'Unvollendete'), Britten (Cuatro intervalos del mar) y Sibelius (Quinta sinfonía). El recital forma parte de un ciclo dedicado exclusivamente a la música británica con conciertos subvencionados o patrocinados por empresas inglesas y neerlandesas. En concreto, el concierto al que asistió la [Familia Real holandesa] estaba subvencionado por las empresas Shell y Unilever.