Hay otra prueba esencial. El vicepresidente del hotel Ritz, Claude Roulet,reconoció en una entrevista con la policía que la factura nº 4.801 por un importe de 1.260 francos franceses (180) correspondía a la suite imperial ocupada por Diana y Dodi. Roulet dijo que Henry Paul y los dos guardaespaldas, Trevor Rees-Jones y Kes Wingfield, pusieron su comida y sus bebidas en dicha cuenta antes de que comenzase el trayecto fatal. El antiguo jefe de seguridad de Mohamed Fayed, John Macnamara, afirmó la semana pasada en una carta al Sunday Telegraph que la cuenta, que él afirma haber examinado, no incluía bebidas alcohólicas.
Pero la verdad es que la copia de la factura incluida en el dossier revela el consumo de dos copas de licor.
La información sobre un Fiat Uno implicado en el accidente provenía de una pareja que afirmó haber visto salir zigzagueando un Fiat blanco, conducido por un hombre que iba solo, inmediatamente después del choque. Pensaron que el conductor podía estar borracho y que el coche tenía un escape roto. No hubo más testigos que afirmasen haber visto el Fiat, que debería haber sido grabado por una cámara de tráfico, pero una declaración firmada de un policía confirmó que no estaba funcionando en ese momento.
Los arañazos del mercedes
El fiat blanco no causó el accidente
Tres semanas después del accidente, el Institut de Recherche Criminelle de la Gendarmerie Nationale, el centro de investigación de la policía francesa, informó que el análisis de los arañazos laterales del Mercedes había determinado que había "rozado" un Fiat Uno, pudiendo precisar que se había fabricado entre mayo de 1983 y septiembre de 1989. En el dossier aparecen fotos de los fragmentos de cristal de un faro de Fiat recogidos en el túnel y que confirmaron los resultados del análisis forense de los arañazos del Mercedes.
La policía comenzó la infructuosa búsqueda del Fiat blanco un mes después del accidente. Este retraso explica probablemente por qué no se encontró nunca el Fiat.
Una de las explicaciones posibles es que el conductor se ocultase al descubrir que el pasajero del coche que se había abalanzado contra el suyo era la princesa Diana (por no mencionar que para la ley francesa es un delito no detenerse en un accidente para prestar ayuda).
El conductor podría haber estado borracho, como sospecharon los dos testigos presenciales, no tener seguro o cualquier otra causa personal. Sea cual fuere la razón, el retraso en el comienzo de la investigación le dio tiempo de sobra para sacar el coche del país o hundirlo en el fondo de un lago. Las policía francesa renunció a la búsqueda del Fiat un año más tarde. Los técnicos habían determinado que el Fiat Uno no fue el causante del accidente.