Nuevas incógnitas sobre la muerte de Diana de Gales

Por hola.com

Carlos de Inglaterra ha de creer que le persigue un fantasma. Ese fantasma es la memoria de la que fue su mujer, y madre de sus hijos, Diana de Gales. Murió el 31 de agosto de 1997 y, sin embargo, a medida que se cumplen aniversarios de su muerte, su presencia se hace más viva y, sobre todo, más incómoda para el heredero de la Corona británica. A las presuntas cartas de lady Di en las que aseguraba que temía por su vida, y en las que señalaba a su ex marido como principal instigador de una conspiración que podría acabar con su vida, se añaden las dudas razonables de Scotland Yard sobre las muestras de sangre del chófer del Mercedes S-280, en el que perdió la vida la princesa, Dodi Al Fayed, y él mismo, Henri Paul.

No hay pruebas de ADN
Al parecer, y según lo recogido en las páginas de The Times, los investigadores británicos han encontrado que a la muestra de sangre presentada no se le hizo la prueba del ADN. Por lo cual, aunque se certificó que había exceso de alcohol, y que el chófer conducía en estado de embriaguez, nunca se comprobó si esa sangre era realmente de Henri Paul (como reclamó una y otra vez la familia del empleado del Ritz). Además, el padre de Dodi Al Fayed, Mohamed Al Fayed, insistió en que la sangre analizada presentaba un exceso de monóxido de carbono (más propia de aquellos que mueren por inhalación de humos en un incendio). Nadie pudo explicar el porqué. Con tal cantidad de monóxido de carbono es imposible incluso caminar.

Juicio en suspenso
La investigación judicial iniciada en Gran Bretaña el pasado martes se promete tan ardua y compleja que, por lo pronto, el juez Michael Burgess ha solicitado a Scotland Yard que se ponga manos a la obra e investigue minuciosamente punto a punto. Tal trabajo supondrá un mínimo de quince meses. Por lo cual, el veredicto tendrá que esperar.