31 de octubre de 1955. La hermana menor de Isabel II renunció a su amor, Peter Townsend, el héroe de guerra, ayudante de su padre, por el que la joven princesa suspiraba cada minuto. Y lo hizo, según recogieron los cronistas de la época, por lo que ella consideró responsabilidades con la Corona. Cincuenta años antes de lo estipulado, y tras la muerte de la princesa, el Archivo Nacional de Gran Bretaña ha publicado algunos documentos, considerados hasta ahora de secretos. Entre ellos, una carta que no llegó a firmar, de la joven princesa Margarita a su hermana, ya Reina de Inglaterra, en la que informaba de su decisión de renunciar a sus derechos dinásticos a favor del amor: "Después de pensarlo con sumo cuidado he llegado a la conclusión de que para mi felicidad futura es necesario que me case con Peter Townsend. A la vez, reconozco que, debido a su divorcio, puedas encontrar serias dificultades para darme el consentimiento, a la luz de las Leyes. Así es que es mi deseo, antes de contraer matrimonio, renunciar a todos mis derechos de sucesión, tanto para mí como para mis descendientes. Entiendo que mis deseos no pueden ser cumplidos sin la legislación pertinente, y encarecidamente espero que Su Majestad y el Parlamento tomen cuantos pasos sean oportunos".
Las presiones pudieron más que el mismo amor Sin embargo, los documentos sacados a la luz en estos días revelan que, si la princesa hubiera podido soportar por más tiempo las presiones por parte de la clase política, la aristocracia, y la Iglesia, tal vez su amor hubiera sido posible sin renunciar a sus derechos. De hecho, han aparecido documentos en los cuales se estudiaba que Margarita de Inglaterra, en caso de casarse con Peter Townsed, no sólo mantuviera su salario real sino que este se viera aumentado en nueve mil libras al año. Asimismo, parece ser que se estaba estudiando cambiar las leyes que obligaban a la joven princesa a renunciar a sus derechos dinásticos si contraía matrimonio con un hombre divorciado.
