La reina Isabel II de Inglaterra acudió, de luto, junto al duque de Edimburgo
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Alguno de los momentos más emotivos se vivieron con la entrega de las ofrendas florales, algunas de las cuales incluían mensajes de cariño escritos a mano.



6 NOVIEMBRE 2004
En un emotivo funeral donde la familiaridad de las formas se abrió paso entre los corsés del protocolo, la familia Real inglesa se despidió de la duquesa de Gloucester, para ellos, la tía Alice.

La ceremonia se desarrolló en la histórica capilla de San Jorge, en el castillo de Windsor, donde reposan los restos de diez soberanos. En las exequias no faltaron las oraciones y bendiciones que se dijeron para su eterno descanso, en una ceremonia oficiada por el deán de Windsor, David Conner. La reina Isabel II de Inglaterra acudió de luto junto al duque de Edimburgo, el Príncipe de Gales, así como los nietos de la princesa Alice, el Conde de Ulster, lady Rose Windsor y lady Davina junto a su esposo Gary Lewis. Tampoco faltaron el Duque de York, el Conde y la Codesa de Wessex, los Príncipes de Kent y la princesa Alexandra.

Alguno de los momentos más emotivos se vivieron con la entrega de las ofrendas florales, algunas de las cuales incluían mensajes de cariño escritos a mano. El de la Reina decía: “En amado recuerdo. Lilibet (diminutivo cariñoso en inglés de Isabel) y Felipe”. La que firmaban el príncipe Carlos de Inglaterra y sus hijos, los príncipes Harry y Guillermo, venía a decir: “Queridísima tía Alice, con el mayor de los afectos”.

La duquesa de Gloucester murió el último viernes de octubre, mientras dormía, a la edad de 102 años, lo que la convierte en la persona más longeva en la historia de la monarquía británica. Casada con el príncipe Enrique, tercer hijo del rey Jorge V, tuvieron dos hijos, el mayor de ellos falleció en 1972 en un accidente de aviación; su otro hijo es el actual duque de Gloucester.

La princesa Alice tuvo en los viajes una de sus grandes pasiones. Vivió en Kenia y en la India e incluso llegó a viajar de forma ilegal a Afganistán, una muestra más de su personalidad, pese a su timidez y carácter reservado.

La elección de la capilla de San Jorge no fue hecha al azar, ya que sus restos reposarán junto a los de su esposo. Además la princesa Alice acudía al templo los días de Navidad, fecha en la que cumplía años, hasta que a los 93 años tuvo que dejar de ir, alejada de la vida pública por su debilidad de salud.

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