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Don Felipe de Borbón y doña Letizia Ortiz han esperado a que los invitados a la boda del príncipe Hanzah y la princesa Noor abandonaran Jordania para continuar, tranquilamente, con su luna de miel.
Los príncipes de Asturias no formaron parte de las excursiones organizadas en los días previos intentando, quizá, pasar inadvertidos entre los demás turistas y consiguieron despistar a los medios de comunicación españoles hasta el mismo día de hoy, lunes.
Vestidos de manera muy informal (tal y como les hemos estado viendo durante su corto paseo por algunas ciudades españolas) don Felipe de Borbón y su esposa, doña Letizia, llegaron ayer por la tarde (sobre las cinco) a la milenaria ciudad jordana de Petra, considerada por sus ruinas como la octava maravilla del mundo. Un mágico enclave - protegido en el interior de un parque de más de novecientos kilómetros cuadrados- lleno de misterios y secretos, que fue citada en la Biblia con el nombre de Selá (La Roca), y que es conocida, también, como la ciudad rosada del desierto, por el color dominante de sus piedras.
Durante su recorrido por esta ciudad construida en el siglo III antes de Cristo, los príncipes de Asturias han visitado el teatro romano, el monasterio, el propelium, la misteriosa decoración de las milenarias tumbas, el tesoro (cuya portada aparece en la película de "Indiana Jones" y el propio siq o pasadizo que lleva a la mítica ciudad, y que el cine popularizó películas como La última cruzada.
Los Príncipes de Asturias rechazaron el ofrecimiento de las autoridades jordanas de cerrar exclusivamente para ellos las puertas de la mítica ciudad (a 262 kilómetros al sur de Amán) y fueron en todo momento muy agradbales con la prensa. Don Felipe y doña Letizia se dejaron fotografiar sin problemas ante la ciudad de Petra e inmortalizaron, a la vez, con su propia cámara digital -la que el Príncipe lleva colgada sobre su pecho desde el inicio de su luna de miel- los momentos y los rincones que pasarán a formar parte de su álbum más personal.
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