Esta ha sido también la primera ocasión en que se ha visto en público a Carolina desde que el pasado 23 de enero cumpliera cuarenta y siete años y celebrara su quinto aniversario de boda con Ernesto de Hannover.
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Los príncipes Ernesto y Carolina de Hannover se han desplazado con su familia a las pistas nevadas de la estación invernal austríaca de Zürs para disfrutar de unas vacaciones en la nieve y de paso poder practicar uno de sus deportes favoritos, el esquí.



19 FEBRERO 2004
Al igual que otros años por estas mismas fechas, los príncipes Ernesto y Carolina de Hannover se han desplazado con su familia a las pistas nevadas de la estación invernal austríaca de Zürs para disfrutar de unas vacaciones en la nieve y de paso poder practicar uno de sus deportes favoritos, el esquí. Con ellos han estado inicialmente Carlota Casiraghi, la hija mayor de la princesa, y la pequeña Alexandra, nacida del matrimonio de ambos, esperándose en fechas posteriores la llegada de los otros dos hijos de la princesa Carolina, Andrea y Pierre. Como es bien conocido, el esquí es, junto a la hípica, uno de los deportes que más atracción ha tenido siempre para la hija mayor de Raniero, de aquí que haya querido inculcarles la misma afición a sus hijos. Todos ellos han seguido sus consejos y no suelen faltar ningún año a las jornadas que la familia dedica a él, bien sea en Saint-Moritz o en Zürs, como ahora ha sucedido.

Es, por otra parte, una ocasión magnífica para la convivencia familiar, ya que como se sabe los hijos mayores de la princesa viven y estudian en Francia, mientras que ella y su marido alternan su residencia entre Mónaco, donde Carolina ejerce de primera dama, y Alemania, donde Ernesto tiene sus orígenes y propiedades. Esta ha sido también la primera ocasión en que se ha visto en público a Carolina desde que el pasado 23 de enero cumpliera cuarenta y siete años, celebración que ella y Ernesto unieron a la de su boda, que tuvo lugar hace cinco años y cuyo aniversario, por lo tanto, conmemoran en la misma fecha.

Las delicias de la pequeña Alejandra
En estos días que han pasado en Zürs, la pequeña princesa Alexandra, de cuatro años de edad, ha sido quien ha hecho las delicias del grupo. El año pasado recibió sus primeras clases de esquí y ahora ha demostrado —no hay más que verla en la imágenes que reproducimos en este reportaje— que es ya una experta deslizándose sobre las tablas por las laderas nevadas. Ella misma, imitando a los mayores, se encargaba de transportar su equipo al lugar donde daba comienzo la jornada, siempre, eso sí, bajo la atenta mirada y los oportunos consejos y cuidados de su madre. Algún día, las inclemencias del tiempo, con molestas ventiscas, no invitaban a salir a esquiar, pero ella no le ponía impedimento y con una sonrisa en su rostro volvía una y otra vez a la pista.

Quien también ha disfrutado de estas jornadas familiares en la nieve ha sido Carlota, la hija mayor de Carolina, que un año más ha estado acompañada de un grupo de amigos. Uno de éstos ha sido el joven austríaco Hubertus Herring-Frankensdorf, con quien ya se la vio el año pasado conversar animadamente en una de las terrazas de la estación mientras tomaban el sol, cosa que ahora ha vuelto repetirse.

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