Príncipe Guillermo: 'La pequeña pone caritas y es un encanto'

Por hola.com

El príncipe Guillermo y la princesa Máxima descansaban plácidamente, el pasado 7 de diciembre, en su casa de Wassenar, cuando a las nueve de la mañana la pequeña Catharina-Amalia irrumpía de forma inesperada en el hogar de los Príncipes Orange y la princesa Máxima rompía aguas. Como cualquier pareja de padres primerizos, éstos recogieron apresuradamente el equipaje y los utensilios necesarios para el alumbramiento y su estancia en el hospital.

Un domingo nada tranquilo
El príncipe Guillermo, que en sus propias palabras: "¡Esperaba un domingo tranquilo!", llevó a toda prisa a su esposa al hospital de Bronovo, la clínica donde tradicionalmente se trata la [Familia Real holandesa], e hizo varias llamadas telefónicas para anunciar a su madre, la reina Beatriz, que el bebé ya estaba en camino. La soberana, muy sorprendida por la buena nueva, permaneció a partir de aquel momento pendiente del teléfono a la espera de nuevas noticias.

El nacimiento real no sólo pilló por sorpresa a Guillermo y Máxima de Holanda, también lo hizo a sus conciudadanos. Los holandeses no esperaban la llegada al mundo de la pequeña un domingo a esas horas de la mañana y, por tanto, contrariamente a como había vaticinado el Ayuntamiento de Wassenar, aquel día las carreteras que llevaban al centro médico se vieron libres de atascos y no hubo necesidad de que los agentes de tráfico regularan la circulación: "Esperamos una gran afluencia de medios de comunicación y de ciudadanos y esto no debe interferir en la vida cotidiana de los ciudadanos ni de los comercios. El objetivo no es otro que el que la policía de tráfico controle la situación".