La princesa Marta Luisa no quiere vivir en Palacio y se compra una casa de madera

Por hola.com

Las casas reales de Dinamarca y Holanda coparon la atención de los medios de comunicación la semana pasada; la primera, por la celebración del compromiso oficial del príncipe Federico y su prometida, Mary Donaldson, y la segunda, por la renuncia al trono del príncipe Johan Friso para contraer matrimonio con Mabel Wisse, a la que se ha relacionado con un capo de la mafia. No obstante, y aunque al margen del interés de la prensa por estos acontecimientos, el resto de las Familias Reales se enfrentaron asimismo a una semana muy ajetreada. Así, en Noruega, mientras los reyes Harald y Sonia se encontraban de visita de Estado en Brasil, la princesa Marta Luisa hacía pública su intención de comprar una nueva casa, y la [princesa Mette-Marit], embarazada de seis meses, y radiante ante su próxima maternidad, asistía a diversos actos benéficos. Unos días, pues, repletos de compromisos para la [Familia Real noruega].

Marta Luisa y Ari, mudanza a la vista
La protagonista de la semana en el país escandinavo fue, una vez más, Marta Luisa de Noruega. La Princesa, al tiempo que se hacía público su patrimonio y el de su esposo, Ari Behn -más de 500 millones de pesetas, procedentes en su mayoría de la herencia del rey Olav-, causaba gran revuelo por su decisión de comprarse una casa de madera.

Marta Luisa no quiere vivir en Palacio. En su lugar, prefiere un hogar tranquilo, y rodeado de vegetación, en el que su hija, la pequeña Maud Angélica, crezca lejos del estridente ruido y contaminación de la ciudad, exactamente igual a la residencia de madera que planea comprarse. Una casa, ubicada en el bosque de Lommedalen -a 25 minutos en coche de Oslo-, que ha sido completamente restaurada y consta de tres habitaciones, dos salones y un comedor, así como de 5,7 hectáreas de terreno. En euros: 30.000 millones (alrededor de 180 millones de pesetas).

Cantidad a la que, al parecer, Marta Luisa y su marido, Ari, pueden hacer frente, perfectamente, sin pedir préstamos al banco. Por ello, la Casa Real ha pedido a la revista Se og Hoer que rectifique una información en la que aseguraba que la Princesa había tenido que pedir un crédito de casi el 90 por ciento de esta suma. Un préstamo, por otra parte, que dejaría a la pareja esclava de las deudas durante el resto de su vida.