El Papa ¿Premio Nobel de la Paz?

Por hola.com

Un día después de que millones y millones de católicos en todo el mundo empezaran a temer seriamente por la vida del Pontífice tras aparecer publicadas las alarmantes declaraciones del cardenal Joseph Ratzinger en la revista Bunte, el Papa por encima de todo rumor sobre su estado de salud, reapareció públicamente el pasado miércoles para presidir la audiencia general de todas las semanas.

Dispuesto a cumplir con su agenda de octubre y sin dar la más mínima importancia a la enfermedad de su cuerpo, el Papa demostró una vez más que no hace falta ocultar sus escasas fuerzas, su debilidad y su cansancio porque, por encima de la "vieja envoltura de su cuerpo", siempre estará presente un corazón de enorme fortaleza y una fuerza espiritual desconocida.

La medicina milagrosa
Así, y aunque la audiencia comenzó con un poco de retraso, el Pontífice llegó (en su vehículo blanco) a la plaza de San Pedro saludando a los presentes (más de 12.000 personas) con su mano en alto, rezando entre labios, porque es la oración, dicen sus colaboradores más cercanos, la medicina milagrosa que le permite superar una y otra vez sus altibajos de salud.

De hecho, y aunque con gran esfuerzo, el Papa leyó el discurso ante las 12.000 personas que se reunieron en la Plaza de San pedro saltándose algunos párrafos, tosiendo varias veces e interrumpiendo su discurso para aclararse la garganta, mientras miles de personas ocultaban, con un largo y emocionado aplauso, su dificultad para respirar, para tomar aire.