Confesiones de la Reina Noor de Jordania en su casa de Londres

Por hola.com
¿A eso se refería cuando, al final de su libro, usted promete al Rey: "No te fallaré amor mío"?
Sí. Gran parte de la vida que compartimos estuvo centrada en nuestro trabajo por la paz y el bienestar de los pueblos de la región. Esa fue mi forma de decir que seguiré aportando lo que pueda a ese fin durante el resto de mi vida.

¿Escribir este libro le ha ayudado a matar demonios, a perdonar traiciones?
Me preguntaba si escribir sería catártico y sí, de alguna forma, lo fue. Sentarme con la familia y los amigos y revisar los diarios ha sido una experiencia maravillosa. Juntos repasamos los escritos que comencé en mi niñez, hace cuatro décadas y a todos nos resultó muy reconfortante hacerlo en aquel triste momento.

¿Se ha guardado para sí misma lo verdaderamente importante de su "inesperada vida" o ha trasladado todas las anotaciones a su libro: "Memorias de una vida inesperada?
Algunos detalles y puntualizaciones de mis diarios fueron obviados porque no me parecían importantes a la hora de contar nuestra historia. Otros, sin embargo, quizá deberían de haber sido tratados con más detalle. Este es el caso, por ejemplo, de los hechos que rodearon la sucesión al trono antes de su muerte. Claro que, yo ni siquiera tenía conocimiento de gran parte de aquella intriga. Me esforcé en no leer los periódicos. Lo único que me importaba era que él se sintiera bien y eso requería concentración y mucha dedicación... Han pasado cinco años, pero a mí no me parece que haya sido tanto tiempo. De hecho, desde que falleció es la primera vez que me visto con colores tan claros.

Entonces, ¿no fue cierto que usted lideró la intriga sobre la sucesión del Rey?
Yo no tuve nada que ver contrariamente a lo que se dijo y, desde luego fue muy injusto para mi hijo… Hacer ver que esa intriga se estaba produciendo cuando nosotros estábamos batallando contra su cáncer…

El rey Abdalá por ejemplo, ¿no pensaba en su hermano como sucesor del rey?
Sí, lo hacía y, como él, otras muchas personas. Eran muy parecidos y estaban muy unidos y eso se convirtió en una obsesión para aquellos que pensaron que mi hijo era el elegido…Y todo esto, a sabiendas de que, en aquel momento, y sin hacer cambios en la Constitución, el Rey tenía que elegir entre un hermano o un hijo mayor.

¿En algún momento llegó a imaginar que su vida al lado del rey Hussein estaría dedicada plenamente a la lucha por la paz?
Creo que sí. El Rey Hussein me dejó claro, antes de casarnos que agradecería mi contribución. Además, de alguna manera, yo conocía la situación. Había trabajado mucho en el mundo en vías de desarrollo y había viajado por todos los países árabes. Me estaba comprometiendo con un hombre al que quería, pero también con su país y el bienestar de su pueblo. El Rey estaba muy preocupado por el proceso de paz y eso no cambió ni siquiera en la época en la que nos prometimos No sé de dónde sacaba el tiempo para estar conmigo, pero nos las arreglábamos para robar algunas horas al final de la jornada de trabajo. Yo nunca me hice ilusiones respecto a lo que el Rey amaba más en la vida. Desde siempre, supe que él necesitaba rodearse de personas que supieran y entendieran que la búsqueda de la paz siempre sería su prioridad.

Entonces, ¿no hubo ninguna sorpresa? ¿Su vida como Reina fue exactamente igual a cómo se la había imaginado antes de casarse?
Nuestra luna de miel en Escocia fue, en ese sentido, esclarecedora. A los pocos días de casada ya sabía que mi vida sería completamente diferente a lo que había sido y que nuestros momentos de intimidad iban a ser muy escasos. Hubo un momento de debilidad en el que llamé a mi madre para decirle: "de verdad que me apetece irme a casa". Por supuesto, no me lo permitió porque yo "no era de esas que renunciaba fácilmente". En honor a la verdad he de decir que, desde el primer momento, encontré nuestra vida hogareña bastante sofocante.