Confesiones de la Reina Noor de Jordania en su casa de Londres

Por hola.com
En su relación con el Rey hubo mucho amor pero, también, los inevitables altibajos… Al menos usted así lo manifiesta cuando se refiere al momento en el que todo el mundo decía que el Rey Hussein iba a divorciarse de usted para casarse de nuevo con una joven que trabajaba en el Diwan...
Aunque el rey negó todos los rumores sobre su relación con una joven que trabajaba en el Diwa, ambos tuvimos que soportar chismes, cotilleos e incluso las típicas intrigas en la corte. No obstante, de todas esa situación, lo que me llegó a preocupar realmente fue que los niños quedaran expuestos a los rumores en su vida y en sus colegios. Las mentiras estaban fuera de nuestro control y fue la Corte en Amán y nuestra embajada en Washigton quienes pusieron fin a las habladurías situación .

¿Fue muy difícil la vida en el Diwan (la corte jordana)? Habla de su adaptación y del periodo inicial, pero lo hace vagamente. La reina Zein, por ejemplo, (madre del Rey Hussein) ¿cómo la recibió?
La verdad es que, en ese momento, no conté con ningún modelo que pudiera servirme de ejemplo a seguir. Mi situación era única. Formaba parte de dos mundos y de dos culturas muy distintas en un periodo muy concreto; pertenecía a una generación muy especial y tenía ciertas expectativas para mi vida. Algunas muy compatibles con los valores jordanos tradicionales y otras muy distintas.

En ese sentido la reina Rania ha sido más afortunada. Usted si que le habrá servido de inspiración, ¿no?
Desde el primer momento le dije que contara conmigo para lo que fuera necesario. Precisamente porque yo no tuve a nadie que me ayudara entendiendo, por supuesto, la necesidad de que la Reina se abra su propio camino y de que no tenga que estar a la sombra de otros. Tanto a Rania como a su esposo, el Rey les he contado algunas de mis experiencias y también, me he permitido aconsejarles, pero tienen que encontrar su propio camino. Al menos, y me parece que lo han dejado claro, eso es lo que quieren hacer. No obstante, pienso que ambos necesitan rodearse de personas dispuestas a ser honestos y francos con ellos en todas las situaciones.

Alguna vez se ha preguntado: ¿Y si hubiera dicho no?
No. Hubo algunos momentos en los que sentí que algunas de las situaciones a las que nos enfrentábamos me superaban, pero no me parece ésta una razón consistente para haber deseado que mi vida hubiera sido distinta. Además, cuando miras a tu alrededor no es difícil ver que muchas personas buscan una fuerza unificadora y la verdad es que es maravilloso poder ser un ejemplo a seguir. Uno de los piropos más grandes que he oído en todos estos años fue cuando un joven árabe me dijo que yo era un modelo a seguir.

El Rey Hussein y usted deberían pasar a la historia, entre otros muchos valores, por haber puesto definitivamente un rostro a la tragedia del pueblo palestino; por haber enseñado al mundo el sufrimiento y el dolor de miles de personas. Un dolor que, según lo que usted cuenta, a veces se traducía en "lágrimas"…
Su fe en la posibilidad de reconciliación era extremadamente firme pero, aunque tenía el poder de confundir a los escépticos y a los descreídos y nunca perdió la esperanza, he de reconocer que, a veces, se desesperaba. Sobre todo cuando la situación retrocedía o veía el sufrimiento innecesario. A pesar de todos los obstáculos, él siempre defendió la idea de que la paz era posible.