Carolina de Mónaco: 'La escuela educa a los niños, pero no los ama'

Por hola.com

Desde hace mucho tiempo, Carolina de Mónaco no ha concedido entrevistas a los medios de comunicación. Hoy, con motivo del 40º aniversario de la Asociación Mundial de los Amigos de la Infancia, más conocida como L’ Amade,, fundada en 1963 por su madre, Gracia de Mónaco, la Princesa pone fin a su silencio y concede una entrevista al Secretario General de la asociación, Jacques Danois, para hablar sobre la labor que está desarrollando al frente de esta organización y la situación en la que viven los niños en todo el planeta.

-¿Considera estos 40 años como años de esperanza?
Sí. Pienso que mi madre y sus colaboradores pusieron mucha esperanza para fundar L’Amade, pero la situación hoy es diferente. La esperanza, obviamente, nos guía siempre, pero estamos motivados por un sentimiento más fuerte.

-¿Cuál?
Por la determinación, aunque suene belicoso. No me gusta emplear esta palabra, pero es una guerra contra la miseria, contra la pérdida de la dignidad, contra la inocencia ridiculizada, contra las violaciones de los derechos. Desde 1963 (y con la Declaración de los Derechos del Niño) han cambiado muchas cosas, pero al ver regularmente estos derechos ridiculizados, uno debe apegarse a un sentimiento de rebelión para dar nuevos aires a la asociación.

-¿Piensa que la fuerza es más necesaria hoy que hace 40 años?
Sí. Sobre todo, porque hay otros terrenos que cubrir.
Se tomaron de una manera muy personal casos como, por ejemplo, el de los niños filipinos que sufren las consecuencias de los productos tóxicos abandonados sobre las bases militares americanas, ¿Cómo piensan continuar esta lucha que comenzó por escribir una carta al presidente George Bush?
Es necesario una toma de conciencia porque es en el pasado donde ocurrieron esos hechos que hoy tienen estas graves consecuencias. Hay responsabilidades que deben asumirse, para evitar que este drama se reproduzca en otra parte. Se habla de negligencia, pero ésta es una palabra que me horripila. A este nivel, de decisión militar o política, la negligencia es inaceptable. Se trata de la vida de niños y poblaciones que no pueden elegir.