El fin de una vida de Emperatriz

Por hola.com
La princesa de los ojos tristes
Una historia de amor y cinco años de felicidad cocinados a fuego lento. Todos los planes del mundo para vivir lo bueno y lo malo hasta que la muerte los separara… Y un destino por cumplir. Soraya tiene pesadillas. La piscina de su casa explota, la casa se incendia. El teléfono suena. "Franco ha muerto", le comunica un familiar del director italiano. Y Soraya, convertida de nuevo en la princesa de los ojos tristes, que no quiere seguir viviendo.
"Con el tiempo comprendí que todas las heridas se tienen que ir curando. La vida se esfuma, la vida continúa. Y pasado un tiempo, me sorprendo a mí misma haciendo proyectos… No quiero quedarme en ningún sitio fijo. Necesito espacios abiertos, pero creo que sé dónde echar el ancla. París. Marbella. España es uno de los países que más quiero".
Vuelve a ella el deseo de la aventura, renace el corazón nómada heredado de su padre. Dos maletas y, de nuevo, los viajes en zigzag. Soraya descubre todos los secretos de las civilizaciones que le han hecho soñar y encuentra lugares recónditos donde vivir al son del viento y la libertad.

¿Cómo se puede estar triste cuando el pasado y el futuro existen?
Nunca volverá a Roma, aunque sus recuerdos traten de atraparla. Tampoco a Persia, aunque eche de menos desesperadamente a su país. Sólo una vez, a Egipto a hacer un viaje por el Nilo y, de paso, rendir un último homenaje al Sha. Al Rey de Reyes, que al igual que su padre, murió en el exilio. Una sencilla tumba de mármol grisáceo y un nombre grabado sobre la piedra: Mohamed Reza, Sha de Irán. Una oración y vuelta al zigzag.
"Los dos erais diferentes y os he amado a los dos. ¿Cómo se puede estar triste si se lleva en el corazón un golpe de gacelas… y una margarita? ¿Cómo se puede estar triste cuando el pasado y el futuro existen?