Noor de Jordania: Las memorias de una Reina (IV)

Por hola.com

Nadie sabía quién iba a ser su sucesor, y aunque el nombre que más sonaba era el de su propio hermano Hassan, príncipe heredero desde 1965, ... Un día tomó la decisión de que sería Abdullah, el hijo de la princesa Muna. "Tenía 37 años había estudiado en Georgetown en Oxford. Y como su padre era un graduado de Sandhurst... Contrariamente a lo que los medios publicaron entonces, jamás presioné a mi marido para que Hamzah, mi hijo mayor, le sucediera. Yo siempre defendía la idea de que él debía ir a la Universidad y desarrollar su talento natural y Hussein estaba de acuerdo...
Abdullah quedó completamente sorprendido por la decisión y dijo, cuenta la Reina, que tenía completamente asumido que, después de Hassan, el hermano de su padre, el elegido sería Hamzah y que estaba preparado para aceptarlo porque jamás había esperado asumir la monarquía. "Yo estaré aquí para ti y honraré los deseos de mi padre hacia Hanzah’, me dijo Abdullah.

El cáncer había reaparecido
Noor continua su relato describiendo la parte en la que Sahar, la enfermera del Rey, descubre en el escáner resultados que revelan cambios alarmantes... " Cuando mi marido y yo nos encontramos con el equipo de médicos ellos confirman la peor de nuestras pesadillas. El cáncer había reaparecido". El Rey sólo tenía una oportunidad: volver a la clínica para un nuevo trasplante. Todos estuvieron de acuerdo.
Noor de Jordania recuerda a Hussein "sentado en la mesa de nuestra salita privada trabajando en los detalles finales de la sucesión, preparando un discurso público para Hassan, agradeciéndole su invalorable soporte a lo largo de los años en los que había servido como príncipe heredero. Él estaba completamente absorbido en su escrituras bebiendo a sorbos un te solo. Mi corazón estaba reventando al verle con tanto dolor teniendo que escribir con pausas".
Cuando el borrador quedó redactado... Hussein se encontró con su hijo y con su hermano y anunció su decisión a los familiares más cercanos, al Primer ministro y otros miembros del Parlamento, los servicios de inteligencia y el Ejército. "Finalmente, escribe la Reina, se sintió aliviado de su gran carga. Podría descansar por unas horas antes de regresar a la Clínica Mayo... Me retiré a mi vestidor y me desplomé llorando sobre el suelo. No estaba preparada para perder la luz de mi vida. Yo escribí en mi diario: debo tener fe, ser positiva... y lo único que deseaba era rezar y