El regreso a casa de Víctor Manuel de Saboya, tras cinco décadas de exilio en Ginebra, ciudad en la que tiene su residencia, se ha visto enturbiado por una disputa con su hermana sobre las joyas reales y por el enfrentamiento con un advenedizo primo que insiste en ser él el legítimo heredero al trono.
No obstante, y aún así, la más imponente reunión de aristócratas y monárquicos italianos durante los últimos 60 años seguirá teniendo lugar, tal y como estaba previsto, el próximo fin de semana en uno de los hoteles más exclusivos de Nápoles, para dar la bienvenida a Víctor Manuel -éste se vio obligado a abandonar el país, a la edad de 9 años, con su padre, Umberto II, en 1946 después de un referéndum contra ellos- y su familia.
Y es que no es lo mismo regresar a casa oficialmente que, después de 56 años de luchas y nostalgias, disfrutar, en una visita relámpago de cuatros horas y 32 minutos, de su siempre elogiada Italia en la que Víctor Manuel, acompañado por su esposa, Marina Doria, y por su hijo, el príncipe Manuel Filiberto, fue recibido en audiencia privada, en el Vaticano, por el Papa Juan Pablo II.
Las joyas de la discordia Hoy, casi tres meses después de aquel fugaz rencuentro con su patria, Víctor Manuel regresa oficialmente a su país natal con una incógnita sin responder: saber si su esposa, Marina Doria, podrá lucir alguna de las inestimables joyas que un día pertenecieron a la familia. Víctor Manuel asegura que no tiene intención de reclamar las joyas, que han permanecido desde la Segunda Guerra Mundial en un banco de Roma. "Espero que sean exhibidas al público", declaró la semana pasada. "No sirven de nada estando almacenadas en una cueva".
Y es que antes que recuperar el patrimonio perdido, el rey italiano prefiere ser un ciudadano de a pie y saborear las delicias de la vida italiana, como la pizza. En cambio, su hermana María Gabriela discrepa del punto de vista expuesto por Víctor Manuel. Ella sostiene que las joyas de los Saboya -6.000 diamantes y la colección más grande del mundo de perlas naturales- son propiedad de la familia y que deben ser devueltas.
Asimismo, tal y como decíamos en líneas anteriores, la recepción oficial al rey Víctor Manuel podría verse también empañada por una lucha de poder en la Casa Real. Un comité de senadores pretende que Víctor Manuel apoye a su primo, Amadeo de Saboya, el Duque de Aosta, como jefe de la familia. De hecho, Sergio Boschiero, secretario nacional de la Unión Monárquica Italiana, asegura que "está mejor preparado y es más creíble para la causa monárquica".
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