Matilde de Bélgica: embajadora real

Por hola.com

Viajó a las antípodas junto a su marido, el príncipe Felipe de Bélgica, con una misión clara: promocionar la imagen de su país. Ella es la sonrisa de Bélgica. Su sonrisa habla de dulzura y, por qué no, de profesionalidad. Cualidades compatibles que la princesa Matilde de Bélgica ha paseado orgullosa por Australia y Nueva Zelanda.

Esta joven princesa, licenciada en Psicología, sabe agradar en cada momento, pero no con una forzada técnica, producto de largos tratados de protocolo y urbanismo, sino, y ahí reside su valor, con una innata naturalidad que siempre se agradece. Desde que contrajera matrimonio con el príncipe heredero de Bélgica, el 4 de diciembre de 1999, se ha mantenido a la luz o a la sombra, según fuera adecuado en cada ocasión para la Casa Real belga.

Tras dar a luz a su primogénita, el 24 de octubre de 2001, la princesa y su marido, ambos fervientes admiradores de su pequeña Elisabeth Thérèse Marie Hélène, volvieron pronto a sus obligaciones. Y, al decir de muchos, la maternidad embelleció aún más a Matilde de Bélgica. Al menos, eso se ha comentado en todos los medios al verla resplandeciente en Australia promocionando la moda belga. Elegante, joven y serena. Virtudes, todas ellas, de princesa de las de ayer y hoy. De siempre