Hay en el Príncipe de Asturias una mirada que invita a buscar más allá de lo inmediato. Lo inmediato, en cuanto al amor, fue la ruptura de mutuo acuerdo, y amistad asegurada, con Eva Sannum. Más allá de aquella decisión tomada a finales de 2001, son muchos los que rastrean por la vida del Príncipe con la ilusión de hallarle un amor que le haga afianzar su sonrisa y su siempre intacta vitalidad.
Este verano, y los cálidos flecos del otoño, se ha relacionado a Felipe de Borbón con varios nombres de mujer. Unos, con halo cinematográfico y deseos de hacer de España un reino de glamour y cine, quisieron ver a Gwyneth Paltrow como la futura Gwyneth de España. Su sonrisa angelical, su elegancia innata y, un punto muy a su favor, su perfecto castellano hicieron que muchos vieran en ella a una princesa en potencia.
Sin embargo, otros pronosticaron que Flor Valero Pérez-Jiménez (nieta del ex Presidente venezolano) podría ser la mujer que acabara con la soltería del Príncipe de Asturias. Nada se ha podido demostrar. Como tampoco hay nada seguro en la posible relación del Príncipe con una joven llena de misterio. Al igual que Gwyneth Paltrow y Flor Valero, esta nueva amiga del Príncipe es bellísima, rubia, delgada, de ojos claros y muy alta. Se especula con un nombre y una nacionalidad. Los más atrevidos incluso dan un apellido: Alice Krejzlová, de la República Checa. El tiempo hablará por sí solo. Mientras, don Felipe espera, sin prisas innecesarias, que el amor llame a su corazón de Príncipe. Porque los que le conocen a fondo repiten una y otra vez que esconde un natural romántico bajo el peso de sus múltiples obligaciones.
