La Reina de Holanda ha sido elegida por Máxima como primer testigo de su boda

Por hola.com

[Máxima Zorreguieta] ha entrado con paso firme y decidido en la semana que precede a su boda con el Príncipe heredero de Holanda. Con el orgullo de quien sabe que con su trabajo, su personalidad y su carácter ha conquistado a los ciudadanos, al gobierno holandes y, especialmente, a su futura suegra, la reina Beatriz, con la que mantiene una magnífica relación.

Primera testigo de su boda
De hecho, la soberana de 63 años, -hace 22 que reina sobre Holanda- ha recibido con honor la petición que su futura nuera le ha hecho: ser la primera testigo de su boda y como tal, la primera en estampar su firma en el certificado de matrimonio.
"Fue Máxima quien pidió a la reina que actuara como su primera testigo, como un gesto de reconocimiento por el apoyo que recibió de ésta durante su relación con el príncipe Guillermo Alejandro y, especialmente durante el periodo en el que junto a su prometido recorrió el reino de Holanda para dejarse conocer más a fondo por el pueblo holandés", informó la Casa Real.

Los gestos de una Reina
No es ésta, sin embargo, la primera vez que la Reina y Máxima han distinguido su relación con infinidad de gestos y detalles fraternales. A lo largo de los meses, han sido muchas las ocasiones en las que se las ha podido ver juntas en animad conversación o de compras. Además, tampoco han sido una ni dos las veces que Máxima ha tomado prestadas algunas de las joyas preferidas de la soberana Beatriz -broches y diademas- cuando ha tenido que asistir a alguna cena de gala.

Juntas de viaje
Se podría decir incluso, que de igual manera que una madre y una hija, ambas viven con ansiedad y felicidad los preámbulos de una boda -la Reina se da cuenta del inmenso dolor que le produce la ausencia de sus padres- cuyos preparativos nupciales han organizado mano a mano. De hecho, no es muy habitual que una suegra acompañe a su nuera a elegir vestido de novia y menos tratándose de una Reina, tal y como sucedió hace unos meses cuando emprendieron juntas un viaje a Italia para buscar al diseñador apropiado. Un gesto más de la Soberana que no le impuso a su modisto holandés y aceptó en buen grado que fuera un maestro -los periódicos argentinos han publicado que se trata de Valentino, pero no hay nada confirmado- internacional de la puntada el que pasase a la historia como autor del vestido de una novia que será reina de Holanda.




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