Harry, el Príncipe cocinero y sumiller

Por hola.com

Podría haber elegido cualquier otro rincón del planeta para disfrutar de su año sabático. Podría haber pensado en disfrutar de ese tiempo sin la presión de los horarios y de la responsabilidad que todo aprendizaje requiere y, sin embargo, quizá por primera vez en la historia de las monarquías, este príncipe adolescente ha decidido meterse en las tripas de un lujoso hotel suizo para recibir un curso de alta cocina y vinos. El príncipe Harry se ha enamorado de Klosters y de su gente y, en especial de Beat Bolliger y su esposa, Gabi, a quienes conoce desde que era un pequeño niño. Dos empresarios-chefs, que le tratarán como a un hijo, le enseñarán alta cocina en los meses invernales del 2003 y actuarán, también, como su anfitriones en el Walserhof. Un maravilloso e íntimo hotelito de cinco estrellas con once habitaciones de lujo y dos estrellas Michelín para su cocina-restaurante.. Harry, que muestra más predilección por ejercer un oficio que por continuar, en el futuro, con sus estudios en la Universidad se instruirá en el arte de la alta cocina francesa y adquirirá conocimientos sobre la historia del vino y sobre la relación entre las texturas de los alimentos y la armonía caldos-comida. Un buen sumiller debe saber describir los aromas que se encuentran en un vino y descubrir, a través de la cata, en qué bodegas se encuentran las más excelsas botellas. También, saber qué tipo de copa es la adecuada para cada caldo y cuáles de éstos se deben decantar o airear. Todos estos conocimientos le serán impartidos durante un período de cinco meses por un magnífico empresario, chef y sumiller.
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