Por primera vez en la historia de la humanidad, los líderes religiosos de todo el planeta estuvieron de acuerdo con un principio teológico fundamental: no utilizar nunca más el nombre de Dios para invitar a dar muerte a otro ser humano. El encuentro, celebrado en la explanada de la Basílica de San Francisco, tuvo lugar bajo una carpa de metal y fibra de vidrio que se alzó para dar cobijo a 300 participantes y a 3.000 invitados. En todo el escenario y, por todo adorno, una rama de olivo como símbolo de la paz Universal.
"No se puede matar en nombre de Dios" El Papa, rodeado de los principales líderes religiosos y espirituales del mundo, expresó en Asís, Italia Central, la promesa "común de alejar las nubes del terrorismo, del odio y de los conflictos armados mediante dos grandes instrumentos: La plegaria y la enseñanza de que nunca se puede matar en nombre de Dios.
"Tenemos que enseñar la paz" Doce cultos de la humanidad, liderados por Juan Pablo II, que hablaron por una vez el mismo idioma: "Tenemos que enseñar la paz", que asumieron, por una vez, trabajar en defensa de la dignidad humana y de la justicia... Aunque, no hubo oración más rotunda que la pronunciada por el Pontífice: "Nunca más violencia, nunca más guerra. Nunca más terrorismo. En nombre de Dios que cada religión traiga a la Tierra justicia y paz, perdón y vida y amor".
