Raphael

Raphael siempre es aquél. Ese hombre que, en cuanto sale al escenario, deja atrás al tímido y tranquilo Rafael Martos. No importa que con sus 76 LP´s y millones de discos vendidos en todo el planeta haya llegado a lo más alto de la música. Para él, el último concierto siempre es el primero. 'Cuando entro en el escenario, al principio, tengo miedo, y ese miedo, según avanza la actuación, se va transformando en ira y pasión'.

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5 Mayo 1943

Linares (Jaen), España


Horóscopo : Tauro

La pasión de Raphael ha sido reconocida desde Italia hasta Japón. En el país del Sol Naciente, por ejemplo, consiguió llegar al número uno de los éxitos japonés con su Escándalo. Pero esto no es nada. El cantante español lleva sobre su espalda decenas de giras mundiales, actuaciones en los teatros más importantes: Carnegie Hall, Paramount de Nueva York, Opera House de Sydney o el Olympia de París; y cientos de puestas en escena en los estadios de fútbol de las principales capitales del mundo... Con todo ello, Raphael puede decir que se ha hecho a sí mismo y que, como otros grandes maestros de la música, ha creado una escuela: el raphaelismo. Una doctrina que mueve a millones de mujeres en todo el mundo.
  A pesar de tener el sabor del triunfo siempre en sus labios, el cantante español reconoce que parte de su éxito se lo debe a la pobreza. 'Enseñarme, a mí no me ha enseñado nadie. El hambre y la penuria son los que han afinado mi voz'.
  Raphael vino al mundo en Linares, en el seno de una familia humilde, y nada más nacer se empapó de notas y letras. Los Escolapios le dieron de comer, durante años, a cambio de contar con su voz en el coro. Y él, con su barriguita llena, cantaba y cantaba porque de alguna forma intuía que ése era el único camino que le llevaría lejos de la miseria.
  A principios de los años sesenta, llegó su primera gran oportunidad. Con el Festival de Benidorm, Raphael se metió en el bolsillo a todo el viejo continente. Incluso, a los críticos que dijeron que cada concierto suyo parecía el primero y el último de su vida. 'Yo me debo al público, por ellos soy lo que soy ¿cómo no voy a morir en cada concierto que doy?'.

Un camino de maravillas
  Raphael y Natalia Figueroa se casaron en la ciudad de los canales hace más de treinticinco años. Desde entonces, la hija de los marqueses de Figueroa, periodista que apenas ha podido ejercer como tal, ha sido su compañera fiel en su casa, en sus giras, en sus viajes, y en sus inagotables jornadas de grabación. 'Le debo todo. Sin mi esposa -Natalia y mis hijos, Jacobo, Alejandra y Manuel, son mis cuatro mejores conciertos- sería muy poca cosa. Sólo espero morir antes que ella, ya que jamás podría superar su pérdida'. De todas formas, su marido, tan agradecido por todo lo que le ha dado, ha reconocido públicamente, su grandeza en la primera parte de sus memorias, ¿Y mañana qué?
  Raphael se atreve con todo... y siempre. Lo último, quizá el reto profesional más difícil de su carrera: protagonizar el musical Doctor Jekyll y Mr Hyde. Interpretar, en un escenario, a un personaje con dos voces. Pero nuestro Raphael, siempre es aquél.