Pintar, cortar, pegar y crear algún elemento nuevo para la casa. Construir o tejer, modelar con las manos. Todas son actividades que podemos catalogar bajo la palabra manualidades y que, a los niños, les encantan. Sobre todo ahora, de cara al otoño que ya viene, cuando comienzan sus rutinas y disminuye el tiempo que pasamos al aire libre. Son muy socorridas para los padres, por ejemplo, en las tardes de lluvia, cuando los planes deben trasladarse a la mesa de la cocina, al salón o a su propia habitación. Y si no somos muy creativos, lo mejor es contar con una pequeña ayuda para que así, nos sea más fácil enseñarles cómo hacerlas y mantenerles entretenidos varias horas.
Las manualidades son fantásticas para conseguir que se relajen, olviden las tensiones de la semana y se concentren al 100% en una única tarea. Pero, además:
- Refuerzan su autoestima, al ser capaces de crear objetos con sus propias manos.
- Trabajan su agilidad y rapidez mental, teniendo que tomar decisiones a lo largo de la manualidad.
- Fomentan su paciencia y aprenden el valor del esfuerzo y del trabajo bien hecho.
- Además, trabajan en equipo si las hacemos con ellos, con lo que mejoran sus habilidades sociales. La cooperación aparece como forma de conseguir un objetivo común.
- Se incentiva la creatividad.
- Estimulan su desarrollo psicomotriz, algo fundamental desde edades tempranas.